Las duras y largas batallas por el autoabastecimiento

Con la decisión de librar la batalla del petróleo y la firma de contratos de explotación, el autoabastecimiento se logró en menos de dos años. Con ello se solucionó un problema que presionaba injustificadamente sobre la balanza de pagos y se posibilitó que las divisas que antes se destinaban a la compra del combustible se dirigieran a sectores de mucha mayor capacidad reproductiva. Pero además se crearon trabajo y salarios para obreros argentinos, se generaron ganancias para empresas nacionales que desenvolvieron actividades ligadas a la explotación del petróleo, se poblaron regiones antes alejadas de toda actividad y se incorporaron y radicaron capitales y tecnología extranjera.Con todo esto se consiguió también el saneamiento de YPF -que solucionó su crisis financiera e incrementó sensiblemente su producción-, y la solución del déficit energético crónico que siguió a la industrialización liviana de los años del peronismo.

A partir de la firma de los contratos, sin embargo, la política petrolera del gobierno desarrollista fue objeto de las más extraordinarias críticas, al punto de constituir el eje de campaña de las elecciones que siguieron al derrocamiento del doctor Frondizi. Por entonces se afirmaba que los contratos constituían la expresión de la entrega y los negociados de los que se responsabilizaba a Frondizi y a Frigerio. Por supuesto que grandes intereses vinculados al comercio internacional de petróleo promovían la agitación ideológica. Resulta estremecedor recordar el rechazo visceral de vastos sectores del nacionalismo y de la izquierda, que consideraban lesiva para la soberanía nacional la participación del capital extranjero en la economía, ignorando algo esencial: a los fines del desarrollo del país, no importaba (ni importa) el origen del capital sino su destino, es decir, a qué actividades se lo ligaba y si ellas quebraban o no las estructuras que encorsetaban la economía e impedían el camino hacia su expansión total. La defensa del petróleo nacional, que motivó incluso la formación de una Comisión de Investigación sobre los contratos, constituía en realidad una sólida defensa del negocio de la importación de petróleo.

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Reunión del presidente Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio con representantes de petroleras extranjeras- Fuente: A.G.N.

Al margen de que no haya podido probarse irregularidad alguna en dichos contratos, quienes acusaban al doctor Frondizi de traicionar las posiciones que había sostenido hasta poco antes de las elecciones del 58 (sobre todo en su libro Petróleo y Política) soslayaban la grandeza que mostró el presidente al deponer cualquier estima a su prestigio personal, hacer pública la revisión de su pensamiento anterior y aplicar todo su tesón a la ejecución del programa de desarrollo.

Lejos en el tiempo, puede aparecer ahora el enconado debate que siguió a la firma de los contratos petroleros que llevamos a cabo durante la presidencia del doctor Frondizi. Sin embargo, del registro histórico de ese debate y de la política que lo motivó pueden extraerse, todavía hoy, muchas lecciones para comprender la dialéctica que se libra entre las fuerzas que impulsan el desarrollo nacional y las que lo postergan.

Fuente: Clarín 9/5/1999

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