Los recursos son escasos y los problemas nacionales no pueden atenderse todos al mismo tiempo. Por eso deben definirse prioridades. Para ello es clave la decisión y el impulso del Estado, que puede convertir esas prioridades en el eje de la política nacional. En la definición de las mismas es fundamental la participación y el respaldo popular, porque el camino trazado debe ser en una causa compartida.

Los recursos son escasos y las necesidades debían atenderse. Era necesario crear prioridades, teniendo en cuenta los requerimientos más urgentes del país y evitando que aquellos recursos se diluyeran en fines múltiples y secundarios. Ante todo había que impulsar el desarrollo de los sectores básicos productores de  los combustibles y materias primas cuya importación constituía la parte sustancial de las importaciones. En 1957 el país había gastado 317 millones de dólares para importar petróleo y carbón, 95 millones en productos químicos, 35 millones en papel, 162 milllones en hierro y artefactos, 27 millones en caucho, etcétera. Sin embargo, el país estaba en excelentes condiciones para producir localmente petróleo, carbón, hierro, productos químicos, papel y caucho.

Rogelio Frigerio. “Las Condiciones de la Victoria”

¿Qué se necesita para definir prioridades?

Antes que nada, un diagnóstico certero de las problemáticas nacionales junto con un análisis del contexto global. Responder la pregunta: “¿A dónde va el mundo y como insertarnos inteligentemente en él?”. Este interrogante no solo se refiere al comercio exterior, sino que incluye la visión de una existencia digna, de acuerdo a valores humanos elevados, acordes con la evolución de la civilización.

¿Con que criterio se fijan las prioridades?

Las prioridades tienen una finalidad de integración social y cultural, pero se materializan necesariamente con una dinámica económica productiva. Ahí está el eje de la resolución de los problemas de fondo. ¿Qué es prioritario? Resolver aquellos los problemas y potenciar aquellas actividades que generen mayor impacto sobre el conjunto o eliminen trabas estructurales y permitan aumentar la producción y la riqueza, o ahorrar costos.

¿Por qué las prioridades tienen este enfoque productivista?

Porque deben tener la capacidad de modificar la estructura productiva y generar transformaciones reales. Por eso responden a interrogantes claves como: ¿Qué queremos producir? ¿Qué industrias y regiones fomentar? ¿Que áreas incentivar? ¿Qué inversiones atraer? ¿Qué exportar y qué importar? ¿Qué sectores deben reconvertirse? Etcétera. Estas preguntas son la base de un programa desarrollista.

Prioridades de fondo

Tal vez llame la atención que no se traten como prioritarios temas que demandan una especial atención en la actualidad, como la educación o la mejora en la administración de la justicia. No es que no sean importantes, pero a la hora de diagramar un programa desarrollista el primer punto es definir prioridades desde un punto de vista de la estructura  productiva. Qué tipo de educación queremos depende del modelo productivo que definamos. Sin este prerrequisito, por más que en el país se formen los mejores ingenieros y científicos, éstos no lograrán generar un impacto fecundo. Muchos emigrarán a países donde su talento pueda ser mejor explotado, otros terminarán desperdiciándolo en actividades diferentes a aquellas para las que se formaron. Del mismo modo, la seguridad jurídica puede favorecer la atracción del capital extranjero, pero sin prioridades claras, no se favorecerá la orientación de los capitales hacia los sectores que se quieren desarrollar para cambiar la estructura productiva.

 ¿Quién determina las prioridades?

Las prioridades las fija el Estado, en representación del conjunto de la sociedad. No las deben fijar sectores sociales, ni partidos políticos, ni intereses extranjeros, ni el mercado. En ciertos momentos históricos, estas decisiones recayeron explícita o implícitamente en el mercado, en la visión neoliberal, o en los humores populares, en la visión populista.

El ritmo. El factor complementario clave

Identificar las problemáticas y las prioridades es el primer paso, pero no alcanza con eso. Es necesario abordarlos con una acción decidida y determinada. El ritmo es la clave. La importancia del ritmo explica cómo Frondizi logró en solo cuatro años (1958 – 1962) y con condiciones políticas adversas hacer transformaciones estructurales trascendentales, que permitieron a los gobiernos posteriores tener una base sólida para encarar sus gestiones.

Con frecuencia se ha criticado el programa desarrollista porque se dice que desestabiliza la economía, debido a su ímpetu. En realidad, el programa busca crear un nuevo equilibrio virtuoso, donde estén resueltas las debilidades estructurales existentes previamente.

Las prioridades del gobierno desarrollista

Frondizi llegó al gobierno con las prioridades definidas. Su objetivo era la industrialización de base con eje principal en la siderurgia. El acero iba a ser el factor que iba a pontenciar el desarrollo de la industria argentina, pues en aquel momento histórico era el insumo clave. Al llegar al gobierno, Frondizi se encontró con un enorme déficit comercial provocado por las importaciones de combustibles. La prioridad cambió, entonces: el objetivo inmediato era ahorrar las divisas que se gastaban en la importación de combustibles. Con un ritmo frenético se lanzó la batalla del petróleo, que no solo logró ahorrar millones en divisas sino que permitió alcanzar por primera vez en la historia argentina el autoabastecimiento energético.

Pero el acero seguía siendo el gran objetivo a alcanzar. “Carne+Petróleo=Acero“, fue el slogan que lanzó el gobierno. Era una ecuación que resumía el programa de gobierno, las prioridades. Con las divisas de las exportaciones de carnes (que ocupaba un lugar similar al que ocupa hoy la soja en la economía argentina) y el ahorro de divisas por la sustitución de importaciones de petróleo, se iban a conseguir los recursos para desarrollar la siderurgia.

En el plano de la superestructura institucional, el gobierno desarrollista lanzó una estrategia alineada con los objetivos productivos. A falta de capital propio, buscó atraer inversiones extranjeras, que al mismo tiempo aportaban tecnologías avanzadas. Pero orientó las inversiones hacia los sectores clave de la economía de entonces: energía, petroquímica y química básica. Para ello sinceró los precios, bajó la inflación, estableció una sólida seguridad jurídica y reposicionó al país en el mercado mundial.

En simultáneo, promovió un formidable cambio cultural. Para abrir la sociedad al conocimiento de avanzada impulsó la reforma educativa, que permitía la creación de universidades privadas. La idea era que la iniciativa privada acompañara el proceso económico y creara nuevas carreras y ámbitos de investigación científico-tecnológica.

Debate Abierto: ¿Cuáles son las prioridades para la Argentina de hoy?


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