El desarrollismo es hoy una doctrina sin un partido político que la represente. Pero con muchos pretendientes. Existe aún el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), es cierto, pero se encuentra al borde de la irrelevancia política. Su largo declive abre la oportunidad para que otros espacios reclamen las banderas históricas de este partido. Hoy es una organización vacía y olvidada. Ha sufrido una diáspora de dirigentes hacia otras fuerzas y la desconexión con la sociedad es evidente, al punto de que la gran mayoría de los argentinos desconoce su existencia. ¿Tiene sentido que haya un partido desarrollista?

La carta fuerte del Movimiento de Integración y Desarrollo siempre ha sido la claridad doctrinaria. El análisis de la realidad y la formulación de una propuesta con base en esa lectura. Es lógico, porque se concibió desde sus orígenes como un partido de cuadros y no como uno de masas. Como tal, puede jugar un papel fecundo en el tablero político argentino, pero tiene que dejar de ocupar un lugar marginal y decidirse a ser protagonista en el debate sobre el futuro del país. Al menos así lo vemos desde Visión Desarrollista, aunque no somos una publicación partidaria ni pretendemos serlo. De hecho, uno de nuestros valores fundamentales es la pluralidad de voces en nuestro portal, que busca enriquecer el debate sobre qué significa el desarrollismo en el siglo XXI. Este análisis sobre el rol del partido no apunta a las discusiones internas, sino cuestionar el papel del MID en la sociedad.

La conducción actual del partido a nivel nacional hizo una apuesta decidida en 2015 para construir una alianza con el Frente Renovador, liderado por Sergio Massa. El fundamento era que ese espacio representaba al “aliado histórico” del desarrollismo. Es decir, el peronismo. La derrota de 2015 ya hubiera justificado una revisión de la estrategia; los resultados de las legislativas de este año confirman que no ha dado buenos frutos. Más allá de si fue una decisión acertada o equivocada, deberá replantearse.

La estrategia de alianzas en 2017 ha mostrado una importante disparidad entre en los distritos. La línea trazada en 2015 se mantuvo en las provincias de Buenos Aires, Corrientes, San Juan y Santa Fe, donde el MID compartió listas con el massismo. En Formosa y La Pampa fue aliado de Cambiemos. En San Luis integró las listas de Unidad Justicialista, el frente de Rodríguez Saá, y en Córdoba las de Unión por Córdoba, de Schiaretti. En Misiones se alió con el Frente Renovador de la Concordia Social, del gobernador Maurice Closs, que no está relacionado con el massismo. En Neuquén y CABA el partido no presentó candidatos ni firmó alianzas.

El mejor desempeño fue, sin dudas, el de San Luis, donde la lista encabezada por el dirigente del MID Karim Alume ganó con el 55% de los votos y revirtió el resultado adverso de las PASO. En Misiones, ganó el frente que integraba el partido. En Córdoba, Formosa y La Pampa, las alianzas obtuvieron buenos resultados y quedaron en segundo lugar. En los distritos donde acompañó al massismo, el MID fue desplazado al tercer o cuarto lugar, con resultados por debajo del 5% en algunas provincias, como San Juan y Santa Fe.

El análisis de los resultados en los comicios no es una lectura electoralista. Todos los partidos políticos debe prestar atención al mensaje que envía la sociedad en las urnas. Y el MID no puede ser una excepción. Ignorarlo sería despreciar la democracia y negar la realidad. Un partido con vocación de poder es uno que intenta influir realmente en la política nacional. Si el MID no asume su responsabilidad, el desarrollismo será enarbolado por alguien más, como programa real o, en el peor de los casos, reducido a un eslogan.

A diferencia de las elecciones de medio término, que permiten una mayor libertad de acción a cada distrito, las próximas presidenciales exigirán al partido la definición de una nueva posición a nivel nacional. El massismo se encuentra en crisis y ya no tiene la fuerza de 2015. Este escenario es el ideal para que el MID inicie un debate abierto y desprejuiciado sobre el futuro del desarrollismo. Para ello debería convocar a todos los que se sienten identificados con esa línea de pensamiento. Si el partido quiere volver a ocupar un lugar relevante en la sociedad, debe convertirse en un espacio convocante y renovado, abierto y pluralista.

Es inevitable, a su vez, un recambio generacional. Los dirigentes que han conducido el partido hasta ahora deben replantearse con precisión quirúrgica una verdadera autocrítica sobre hacia dónde están arrastrando al movimiento que pretende ser la expresión política de las ideas del desarrollo. Es importante que una nueva generación de cuadros ocupe posiciones en la dirección y dé un nuevo impulso al movimiento.

El país ha cambiado en las últimas décadas y el desarrollismo tiene debates doctrinarios pendientes. Ideas como las del aliado histórico o el mismo concepto de qué significa el desarrollo en la globalización deberían ser analizados, compartidos y debatidos. El mundo y la sociedad plantean nuevos desafíos, que no tend‎rían que quedar al margen de esas discusiones. El MID debería volver a tener una vida interna orgánica intensa en todo el país, si no quiere quedar relegado a una pieza de museo. Si no avanza por este camino, corre el riesgo de que otros tomen sus banderas. Al fin y al cabo, las ideas del desarrollismo no tienen dueño.

Resultado de las alianzas del MID, provincia por provincia (hacé click para ver los datos)

ReferenciasAmarillo: Cambiemos | Violeta: 1País(Massismo) | Celeste: otros frentes peronistas


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