Los sectores que más demandarán inversión son red vial (740 mil millones), generación y transmisión energía (500 mil millones) y telecomunicaciones (300 mil millones).
Los sectores que más demandarán inversión son red vial (740 mil millones), generación y transmisión energía (500 mil millones) y telecomunicaciones (300 mil millones).

América Latina ha dejado atrás su segunda década perdida (2014-23), peor, en materia de crecimiento, que lo que fue aquella de los años´80s. El problema histórico de la región es la baja tasa de inversión: inversión reproductiva, lo que vulgarmente se denomina inversión en fierros, inversión en i+D+I, inversión en capital humano y, también, en infraestructura. Consecuentemente, la región se muestra rezagada en materia de productividad y esto impacta en las exportaciones, con escasas excepciones, más allá de nuestros comodities.

Por cierto hay expectativas que América Latina pueda ser la región del mundo que más se beneficie de la transición energética y de los giros geopolíticos que están produciendo una fragmentación del comercio internacional. Incluso, dada su relativa neutralidad, podría receptar eslabones importantes de las cadenas globales de valor. Somos una región con muchos de los recursos naturales que el mundo demanda y tenemos una buena relación tanto con China como con Estados Unidos más allá de la ideologización de la política exterior que realizan los gobiernos de turno. Justamente para aprovechar esto debemos tratar de bajar los niveles de polarización política, generando consensos amplios y lograr un shock de inversiones, en particular en infraestructuras.

Sobre las necesidades de inversión en infraestructura el BID calculó, hace un par de años, que para cerrar la brecha de infraestructura de la región respecto a los niveles señalados en los ODS de ONU se requiere pasar de una inversión promedio anual, entre 2008-18, de 1,8% al 3,1% del PIB, hasta el año 2030, lo que es un incremento del 70%. Una movilización de recursos gigantesca de U$S 2.220.740 millones en 8 años.  Ese mismo estudio muestra que los sectores que más demandarán inversión son red vial (740 mil millones), generación y transmisión energía (500 mil millones) y telecomunicaciones (300 mil millones).

La integración regional de América Latina

El mercado regional interno actúa como factor impulsor de proyectos empresariales con escala al mundo. Además, se verifica que el patrón de comercio más diversificado y con valor agregado de la región se da en los intercambios intra-regionales, pero este representa solo el 20% del comercio total de la región según la OMC. Mientras que la participación de manufacturas intensivas en recursos naturales o materias primas en las exportaciones de la región a China se ubican en el 90% y, en el caso de las exportaciones a Estados Unidos, este valor se reduce a 30% si se incluye a México, pero cuando se lo excluye alcanza casi el 70%. El poco desarrollado comercio intraregional es consecuencia de la primarización de la estructura productiva una respuesta ágil a la demanda asiática de materias primas y la incapacidad de nuestros gobiernos de, a la vez, promover coordinaciones y alicientes para el comercio regional.

La infraestructura regional de integración es fundamental para lograr avanzar en este proceso de mayor intercambio regional. Los otros días uno de los grandes empresarios argentinos de insumos difundidos explicaba que le salía más caro llevar el producto de la fábrica hasta el puerto que el traslado desde el puerto hasta Japón. Tenemos que invertir en logística, en transporte bimodal, en puertos, en caminos rurales y la red vial y ferroviaria y así reducir nuestra baja competitividad.

Hay dos temas que aparecen centrales para llevar adelante esta tarea. Por un lado, el desafío del financiamiento para movilizar cuantiosos recursos. Algunos plantean la necesidad de que los bancos nacionales de desarrollos retomen vitalidad en esta materia junto con la ampliación de las líneas de crédito a largo plazo de los bancos multilaterales de desarrollo y nuevas formas de cooperación financiera regional.

En lo que se refiere al necesario proceso inversor en materia de infraestructuras, es indudable que Europa, en particular España por el gran desarrollo que tienen sus empresas en este sector, nos puede proveer de la tecnología y el know how, aparte de ayudarnos a traccionar el capital necesario para esta tarea. La vuelta a discusión del empantanado acuerdo UE – MERCOSUR puede ser una oportunidad en ese sentido.

La otra cuestión necesaria es asegurar el uso eficiente de los recursos, transparentando los procesos licitatorios y fortaleciendo la gobernanza y la institucionalidad fiscal vinculada. Investigaciones recientes muestran que, lamentablemente, los países que más gastan en infraestructura son algunos sobre los que existen dudas de su buen manejo. El Estado no debe ser el problema sino el facilitador de estos procesos. No sé quien fue el autor, yo la escuché en boca de Enrique Iglesias, la fórmula es: más mercado, mejor estado.


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Economista desarrollista. Fue Jefe de Gabinete del Ministro de Economía de Argentina (2002-03) y Subsecretario de Pymes y Desarrollo Regional del Gobierno de Argentina (2003-06). Hasta 2019, fue Director Ejecutivo por Argentina y Haití en el BID. Es Director de la Consultora Sistémica para el desarrollo.