Carassai
Hugo Carassai lee el discurso en la puerta del hotel Tunquelén

iscurso del presidente de la Fundación Frondizi, Hugo Carassai,  en el acto homenaje por el 60° aniversario del triunfo de Frondizi, el sábado 24 de febrero de 2018 en la puerta del hotel Tunquelén, Bariloche

Nos reunimos en el sur de nuestra Argentina para rendir un sentido y merecido homenaje al Presidente Arturo Frondizi, que condujera la Nación Argentina durante 1428 días de desarrollo en democracia, entre el 1 de mayo de 1958 y el 30 de marzo de 1962.

Este evento se desarrolla, a iniciativa de amigos de San Carlos de Bariloche y de la región, que lograron la decisión de la Legislatura de la Provincia de Rio Negro, para que el Circuito –chico- se designe  como Presidente Arturo Frondizi; desde nuestra Fundación hemos acompañado y colaborado con esa iniciativa.

Ahora procedemos a inaugurar un busto recordatorio del gran estadista en el hotel Tunquelén y la Biblioteca que llevara su nombre, donde estuvo confinado, después del golpe militar que interrumpió su periodo constitucional, al cual había accedido por elecciones democráticas.

Es un hecho contradictorio, que sesenta años después se rinda este homenaje, en el lugar donde fue confinado, luego de una decisión absurda de destituirlo con un golpe de estado, a un presidente que había logrado en menos de cuatro años de gobierno poner en marcha el país, hacia el desarrollo y la integración, en tiempos difíciles de un mundo en plena guerra fría.

En nuestra Argentina, todavía todo está por hacer.  El llamado del Doctor Arturo Frondizi, cuando el 1 de mayo de 1958 –en su primer Mensaje- nos decía que debíamos lograr el “reencuentro de los argentinos sigue aún pendiente, porque aunque cambien los tiempos y los nombres, esas diferencias, entre todos nosotros permanecen, y en la Nación Argentina, duela o no, seguimos en el subdesarrollo, aunque haya regiones con menores dificultades.

La realidad, es que transcurridas seis décadas, si bien ya no somos los dieciocho millones de 1958, sino ahora con 43, tenemos más desocupados, y más pobreza, con un país que no ha logrado su integración, y es evidente el desarrollo desigual, responsabilidad que no podemos endilgarle a nadie, sino a nosotros mismos.

Es bueno entonces, que recuperemos nuestra capacidad de pensar por la Nación, o mejor aún como siempre decía Don Arturo “por la Patria”, para que las acciones desde el gobierno, debidamente acompañadas por los actores públicos y privados, logren que la Argentina rompa esta “trampa” en la que está inmersa: de ese “circulo vicioso”, de inflación, pobreza, desempleo, déficits, y un crecimiento escaso, que no acompaña la evolución del mundo.

No es el momento de echarnos culpas, pero si de llamarnos a la reflexión,  y pensar que hace tiempo nos dijeron “Argentinos a las cosas” y  simplemente no lo hicimos.

Por eso es la ocasión para plantearse las ideas –que siempre estuvieron latentes- adecuándolas a la realidad de un mundo, que evoluciona, cada vez más, a una velocidad que nadie concebía en los años sesenta.

La tecnología, la innovación, y un mundo súper interconectado nos van marcando nuevos hitos para asumir, que mientras nos detenemos en el pasado, el futuro se nos aleja más, y se complica el presente.

Es hora –creo- que dejemos de lado ciertos eslóganes, y comparaciones que no sirven.

Debemos partir de lo esencial, que es lo institucional, y el respeto por la Constitución y las Leyes, puntos referentes que siempre estuvieron presentes en las ideas del Presidente Arturo Frondizi, para llevar adelante las acciones que convengan a nuestra comunidad; esto es todos los argentinos, en especial a nuestra gente del interior, y de las zonas que están más alejadas, para producir la integración de esta Nación que tiene mucho por hacer.

Siempre hacemos mención en las reuniones de nuestra Fundación, al discurso inaugural del mandato del Presidente, y los ejes, que planteaba el estadista su Plan de Gobierno:

El reencuentro de los argentinos

La conveniencia de marchar todos juntos

La significación del Estado de derecho

El hombre como ser sagrado

El Federalismo y la vida municipal

Las bases económicas del desarrollo nacional

El problema que era y es la inflación

Los males de la burocracia

La política exportadora

La política financiera

La inversiones extranjeras

La política energética

La siderurgia nacional

La integración del agro

La función económica del Estado

La integración Latinoamericana

La democracia sindical

La responsabilidad de todos los sectores

La política educacional

Las fuerzas armadas y el desarrollo

La política internacional

Invitamos a todos, a meditar y debatir estos temas, sin preconceptos, y sin clisés ideológicos, anteponiendo como pedía el presidente, punto primero: la Patria.

Ese debate debe llevarnos a consensos, básicos, simples, ejecutables, para un país posible, inserto en el mundo, que vaya integrando aceleradamente a todos los Argentinos, en una nación desarrollada. Por eso no se trata de repartir riqueza que no hay, sino de generarla para distribuirla mejor, con el esfuerzo de todos.

Tengamos también a la vista, ese Mensaje, que en diciembre 29, 1958, el Presidente nos propuso: un Programa de estabilización para afirmar el plan de expansión de la economía argentina y esa guía es válida, ya que estabilidad y desarrollo van juntos, pero entre todos.

En nuestra Fundación, con veinte años de vida, que se sostiene sin subsidios y el esfuerzo de amigos, intentamos poner en debate sus ideas, las de la Usina de Rogelio Frigerio, y la acción que desplegó ese Gobierno en cuatro años intensos, con logros, que a medida que pasa el tiempo, se evidencian como los mejores de nuestra historia.

Señores, la Fundación Centro de Estudios Presidente Arturo Frondizi, esta agradecida por los vecinos de Bariloche, que impulsaron esta iniciativa, por sus Autoridades, y por todos los que apoyaron estas gestiones, que tratamos de reproducir en todo la geografía, con la certeza de que estamos tardíamente reconociendo esa gran labor de un severo, austero y querido patriota, que gobernó la nación, y se retiró de la política sin bienes, salvo su vivienda.

Un agradecimiento a los miembros de la Comisión que impulsó esta acción y en especial al señor Sandro Iachetti del Hotel Tunquelén.

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