Trabajador de oficios aprendidos en cursos de la Agencia de Aprendizaje a lo largo de la vida del GCBA. Fuente AALV GCBA
Trabajador de oficios aprendidos en cursos de la Agencia de Aprendizaje a lo largo de la vida del GCBA. Fuente AALV GCBA

A partir de un análisis de la historia educativa de nuestro país nos encontramos en una oportunidad histórica para retomar el ideario desarrollista que intentó fomentar una educación vinculada con los sectores productivos. Lo hizo complementando de esta forma lo realizado a fines del Siglo XIX mediante las Escuelas Nacionales y Normales que buscaron desterrar el analfabetismo, formar ciudadanos, dirigentes y  docentes, pero no terminaron de fomentar la creación de centros educativos que educaran en saberes prácticos y en particular industriales. Ha decir verdad no fue Frondizi el primero que tuvo esta visión, en los escritos de Belgrano, Alberdi y Sarmiento ya se advierte la necesidad de crear escuelas de artes y oficios dadas la disrupción de la entonces primera revolución industrial. Sin embargo, los  intereses del normalísimo academicista, y del modelo agroimportador, prevalecieron a esta lógica de educación y desarrollo industrial.

El principal ideólogo de nuestra Constitución Nacional estaba convencido que para conseguir que nuestro país se acople a los países de mayor desarrollo industrial ya culminado el proceso de integración de la Nación, era necesario que nazcan nuevos “héroes” o “guerreros” vinculados a tareas como la industria, el comercio y las artes. Durante la primera mitad del siglo XX el tema tuvo altibajos, pero hubo diversos intentos de sostener y ampliar la educación técnica. Como se advirtió en una nota anterior de Visión Desarrollista durante la época del presidente Frondizi esta política educativa se intentó retomar con la creación de Escuelas industriales, agrotécnicas y la creación del CONET, pero luego se desatendió, sobre todo en la amplitud y actualización que se requería en períodos posteriores.

Educación y trabajo integradas en una visión desarrollista

Desafíos del presente

La necesidad de cambio de paradigma hacia una mejor vinculación entre la educación y el trabajo se expone en un informe del Banco Mundial dirigido por Ferreyra (2021) dónde se argumenta que hay una necesidad de reconfigurar los procesos de enseñanza para adecuarlos a las nuevas dinámicas laborales del Siglo XXI. Dinámicas que están fuertemente impactadas por los cambios tecnológicos y los procesos mundiales de internacionalización de la producción de bienes y servicios.

De este modo según el World Economic Forum (2020) existe una necesidad de capacitación continua a lo largo de la vida que permita una actualización de los empleados para adaptarse a nuevas modalidades de trabajo. Esto incluye la necesidad de fomentar habilidades blandas como la mentalidad analítica, creatividad y la solución de problemas (World Economic Forum, 2020). De este modo según Van-der- Hofstad et al (2006) pasa a tener importancia la formación permanente modificando únicamente su finalidad científico-academicista del saber entendido como un concepto de  “conocer” hacia una nueva modalidad que buscaría fomentar adicionalmente el “saber hacer”.

Dicho esto, en los tiempos vigentes se avisora en el nivel Superior No Universitario un surgimiento de cursos o carreras cortas con el claro objetivo de posibilitar una rápida salida laboral.

Esta nueva necesidad y la creación de estas nuevas carreras o cursos cortos requiere que se amplíe la articulación de  los actores de políticas educativas sumado a la sociedad civil, los sectores productivos y organizaciones gremiales para llegar a consensos  de un diagnóstico y posibles pasos a seguir para lograr que sean realmente efectivos en cuanto a la acreditación de capacidades para el trabajo.

En un estudio de la fundación Observatorio Pyme (2018) se enuncia que “el stock de conocimientos que es necesario aumentar en Argentina no se refiere únicamente a años de escolaridad o capacidades generales adquiridas en el ámbito formal, sino especialmente al incremento del conocimiento que deriva del “saber hacer” (know how) y que sólo se obtiene a través del “aprender haciendo” (learning by doing) en el mundo de la acción práctica del trabajo.  Según el documento a pesar de que en Argentina existe una buena ley de formación técnica profesional (Ley de Educación Técnica Profesional N° 26.058), la desconexión entre el sistema educativo y el sistema productivo es grave y está afectando el desempeño habitual de las PyME, su capacidad de modernización e innovación, y la creación de nuevos emprendimientos.

En este contexto se cree que el rol que cumplen las escuelas técnicas, artísticas, terminalidad en  oficios, los Institutos de Formación Técnico Superior y los Centros de Formación Profesional de gestión pública es fundamental para lograr objetivos de enseñanza enfocados en aspectos prácticos que posibiliten un empalme exitoso para acceder a empleos dentro de una economía global, pero con marcadas particularidades locales.

Este empalme es urgente dado que un 50% de la población en la Argentina está bajo la línea de la pobreza sumida en la informalidad laboral.  Tenemos excelentes instituciones ya creadas como el INET a nivel Nacional, la recientemente creada Agencia de Aprendizaje a lo largo de la Vida del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos o el también reciente Instituto Superior Politécnico de la provincia de Córdoba, que están enfocados en estos objetivos planteados. Se requiere que se le de mayor profundización a futuro y que haya una planificación a nivel de las diferentes jurisdicciones en dónde será necesario potenciar este tipo de instituciones educativas, reformularlas o crearlas con el criterio fundamental de comprender y dar respuestas a las necesidades productivas de cada región.


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