terrorista
El vuelo United Airlines 175 momentos antes de impactar contra la Torre Sur, en Nueva York /CORDON PRESS

Hace 20 años vimos asombrados por televisión el derrumbe de las Torres Gemelas, uno de los mayores íconos de EEUU. Dos aviones se estrellaron contra los rascacielos, que  colapsaron dos horas después del impacto. La escena recordaba a los ataques suicidas de la Armada Imperial Japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. Pero estos eran aviones comerciales que transportaban pasajeros. Muchos pensaron que la primera embestida había sido un accidente. Cuando el segundo avión chocó contra la otra torre se supo que era un ataque terrorista. El atentado terrorista más espectacular de la historia acababa de ser trasmitido en directo por televisión.

El tercer avión se estrelló contra el Pentágono y el cuarto cayó en el campo, en Pensilvania, ya que la tripulación enfrentó a los terroristas y pudo desviar el vuelo de su objetivo. En los ataques del 11 de septiembre de 2001 murieron 2966 personas, incluyendo a los 19 terroristas.

El 11 de septiembre fue el puntapié de una sucesión de actos bélicos estadounidenses en Oriente Medio. Afganistán fue el primer país que sufrió la furia de EEUU, que acusaba al régimen talibán de haber refugiado a Osama Bin Laden y la cúpula de Al Qaeda. El presidente George W. Bush decidió la invasión de Afganistán tras la negativa de los talibanes de entregar a los terroristas. Dos años después, EEUU invandió Irak y derrocó a Sadam Husein, a pesar de que el país era totalmente ajeno al ataque contra las Torres Gemelas. La excusa para la guerra de Irak era el supuesto arsenal de armas de destrucción masiva del país. El gobierno de EEUU manipuló las pruebas para justificar la intervención; las armas de destrucción masiva no existían.

La consecuencia más duradera del atentado contra las Torres Gemelas, sin embargo, fue el desplome de la ilusión del mundo unipolar. Francis Fukuyama había publicado en 1992 El fin de la historia y el último hombre, un libro donde pronosticaba que, tras la caída de la URSS, las luchas ideológicas se habían acabado y el modelo de democracia y libremercado promovido por Washington iba a terminar por imponerse en todo el mundo. El ataque de Al Qaeda demostró estaba equivocado.

Crisis y desprestigio

Dos décadas después del 11-S el balance de las guerras en Oriente Medio es la périda de prestigio internacional y una crisis importante para EEUU. Washington destinó billones de dólares al gasto militar y la reconstrucción de los países después a la intervención, torturó y violó los derechos humanos de los sospechosos de terrorismo, dejó un saldo de dolor y muerte en el mundo árabe. En estos mismos años otras potencias acumularon poder. China, India y Rusia crecieron a un ritmo acelerado y ganaron influencia. China es actualmente un rival serio de EEUU.

Este aniversario del 11-S tiene un sabor especial. Los talibanes recuperaron el poder en Afganistán hace pocas semanas y las tropas estadounidenses tuvieron que abandonar el país en forma anticipada. Fue una derrota sin atenuantes. Washington prevé completar el retiro de tropas de Irak el próximo diciembre, tras 18 años de ocupación. Estos dos hitos y la reducción de la presencia de EEUU en Siria abre interrogantes sobre la proyección del poder militar de la primera potencia mundial. De ahora en adelante, la influencia sobre Oriente Medio va a ser disputada por China, Rusia, India, Irán y Pakistán.

El presidente demócrata Joe Biden continúa la política exterior iniciada por su antecesor, el republicano Donald Trump. A pesar de sus diferencias, ambos presidentes coinciden en que las guerras alrededor del mundo llevaron a los gobiernos a descuidar la política interna. Los cimientos del imperio están deteriorados tras dos décadas de conflictos internacionales y la situación se agravó por la crisis económica y social que generó la pandemia de coronavirus. Pero los problemas ya estaban ahí: las desigualdades sociales, de género y raciales habían quedado expuestas en su plenitud durante la presidencia de Trump. El declive viene desde hace tiempo. Algunos encuentran el origen en la crisis financiera global de 2008 y otros el 11-S.

¿EEUU entró en una decadencia definitiva como potencia global o se está replegando fronteras adentro para recuperar fuerzas? Las próximas décadas estarán marcadas por esta pregunta.


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