Desde el desarrollismo hemos insistido históricamente en la necesidad de aumentar las inversiones, ya que sin las mismas no se puede diversificar nuestra matriz productiva, aumentar la producción, mejorar y generar más puestos de trabajo, dinamizar nuestro consumo interno, mejorar nuestra capacidad de ahorro, etc. Claro está, que no todas las inversiones son iguales en cuanto a su volumen y no todas a su vez son igual de prioritarias para encausar nuestro desarrollo, pero en estos tiempos todas son sumamente necesarias. La paradiplomacia puede ser un instrumento idóneo para promoverlas desde una óptica federal.

Para conseguir nuevas inversiones se necesita un conjunto de factores favorables que le resulten atractivos al inversor al momento de tomar riesgos. No existe posibilidad de inversión si no hay una probabilidad clara de recuperar el capital puesto al servicio de la misma y luego obtener dividendos. Las posibilidades dependen fundamentalmente de un correcto funcionamiento general de la economía, esto se logra contando y ejecutando un proyecto de desarrollo minuciosamente estudiado y adaptado a la realidad nacional, el cual contemple y abarque todas las variables locales e internacionales y genere en consecuencia una esencial confianza hacia inversores en los niveles internos y externos.

Sin la instrumentación de un proyecto de desarrollo, participación activa y la convicción de una búsqueda incesante en la tarea de inclinar hacia un camino próspero los destinos de nuestra nación, acompañado del movimiento nacional, ningún paquete de medidas económicas circunstanciales podrá obtener o conseguir soluciones permanentes o sostenibles y mucho menos generar un clima de inversión. Para conseguir nuevas inversiones y lograr un aumento de nuestras exportaciones, debemos además de generar todas las condiciones generales necesarias, encausar y canalizar las mismas y para lograrlo es indispensable colocar la lupa en la totalidad de los eslabones que participan en este objetivo, utilizando todas las herramientas que se encuentren a nuestra disposición.

La paradiplomacia es una herramienta que puede ser clave para nuestro objetivo de inversión y promueve además otro punto fundamental como es el federalismo. El término paradoplomacia es muy conocido dentro del ámbito de las relaciones internacionales, sin embargo, en otros sectores académicos o a nivel general no es muy tenido en cuenta o discutido, expliquemos brevemente a continuación de qué se trata.

Las modificaciones que acontecieron en la sociedad internacional en el último cuarto del siglo pasado, permitieron una progresiva participación de nuevos actores en el ámbito de las relaciones internacionales. Entre los que se destaca la injerencia de unidades subnacionales en temas que comúnmente eran llevados adelante por el Estado-Nación. Esta participación de actores subnacionales, como protagonistas de las relaciones internacionales a recibido la denominación de paradiplomacia, a la que se caracteriza como la participación de gobiernos no centrales, entre los que se destacan las provincias o municipios, en las relaciones internacionales a través del establecimiento de contactos ad hoc con entidades privadas o públicas del extranjero, con el fin de promover asuntos socioeconómicos y culturales, así como cualquier otra dimensión externa de sus competencias constitucionales.

La paradiplomacia no significa solamente que las provincias o municipios pasen a ejercer una política exterior activa y protagónica en correcta relación con las exigencias legales que enmarca la Constitución Nacional del año 1994, a su vez expresa la posibilidad de actuar como un factor democratizante y de solución para mucho de los problemas nacionales, ya que permite el acercamiento a la mayoría de los ciudadanos a vincularse con el ámbito internacional. Esta herramienta puesta en práctica de forma correcta, puede ser el incentivo para que los gobiernos sub nacionales inicien o elaboren una agenda provincial, que motive a los sectores políticos a volcarse en la tarea de cambiar su mentalidad y ejercer su tarea política en búsqueda de su propio desarrollo.

El abanico de posibilidades que nos permiten las relaciones internacionales es naturalmente abundante, los gobiernos sub nacionales pueden realizar convenios o acuerdos con diversos sectores en múltiples temas, pero el interés nuestro es reflejar especialmente la posibilidad que existe para las provincias argentinas de llevar adelante una política internacional que tenga como prioridad la búsqueda de inversiones extranjeras y la posibilidad de conseguir nuevos y mejores destinos para sus productos de producción local, en forma coordinada con toda su matriz productiva.

Estas imperiosas inversiones, que nos permitan mejorar nuestro nivel de competitividad hacia el mundo, deben ser, desde una visión desarrollista, lideradas por un Estado Nacional aunque luego de haberlo consensuado y estudiado con las propias provincias. Por consiguiente, para una utilización óptima de la paradiplomacia, se deberá articular y acordar una división de tareas con todas las provincias para que las mismas utilicen sus relaciones exteriores en relación a los objetivos y proridades promovidos desde el gobierno nacional. Teniendo en cuenta estos detalles, para promover la paradiplomacia, el Estado Nacional deberá fomentar a que todas las provincias argentinas se vuelquen a la tarea de atraer inversiones, crear un organismo dentro del Servicio Exterior de la Nación (Consejo Federal de Relaciones Exteriores) que tenga como objetivo la coordinación conjunta con todas las provincias, reglamentar el artículo 124 de la Constitución Nacional el cual expresa claramente que: “Las provincias podrán crear regiones para el desarrollo económico y social y establecer órganos con facultades para el cumplimiento de sus fines y podrán también celebrar convenios internacionales, en tanto no sean incompatibles con la política exterior de la Nación y no afecten las facultades delegadas al Gobierno Federal o el crédito público de la Nación, con conocimiento del Congreso Nacional” y regularizar el resto del entramado legal vinculante, capacitar a miembros del sector diplomático y del estado en general hacia este fin específico, re asignando recursos humanos existentes sin necesidad de realizar incorporaciones o nuevas contrataciones.

Lamentablemente, en los últimos tiempos,  la realidad del federalismo y la promoción de inversiones es muy diferente y los gobiernos provinciales, en su mayoría, han permanecido supeditados a las decisiones del gobierno nacional y a depender de la ayuda económica del mismo, la situación de estancamiento y falta de perspectivas en las que se encuentran las provincias argentinas es preocupante, son pocas las que poseen una agenda hacia adelante con estrategias dirigidas a mejorar y desarrollar sus capacidades económicas. En su gran mayoría carecen de un buen nivel de organización ya que no se han creado estructuras institucionalizadas con capacitación y adolecen de un sistema legal claro en relación al tema, que les permita ejercer este tipo de políticas en forma aceitada a nivel provincial y en correcta relación con el gobierno nacional.

Actualmente un conjunto reducido de provincias poseen una activa participación externa con cierto nivel de experiencia y volumen, logrando en muchos casos excelentes resultados, entre las que se destacan Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos,  Mendoza, Buenos Aires y Tucumán. Salvo estas excepciones, la mayoría de las provincias argentinas no cuentan con ningún tipo de política exterior o lo realizan en forma bastante precaria. Al margen de estas diferentes realidades, el alcance logrado hasta el momento lejos está de los beneficios que realmente se pudieran alcanzar si se aplicara y orientara en base a los fines ya expresados en esta nota. Una aceitada paradiplomacia, permitiría que todos los gobiernos sub nacionales que se lo propongan pueden suplir las falencias o desdeño de las dirigencias nacionales, en caso de haberla, para la promoción de inversiones regionales.

Para concluir, la paradiplomacia es un fenómeno sumamente interesante y desafiante, que si las provincias argentinas lo ejecutan y lo aprovechan adecuadamente obtendrán extraordinarios resultados beneficiosos no solo para ellas, sino para el conjunto de la Nación.


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