La cuarentena impuesta para contener al COVID-19 y el brote reciente en asentamientos del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), han disparado una serie de reflexiones sobre los limitantes del crecimiento urbano de esta región. Comienza a ser imperiosa la necesidad de generar una propuesta que reduzca la concentración de la industria y población en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el primer cordón, promueva otros puertos además del puerto de Buenos Aires y fomente el crecimiento urbano planificado hacia el interior bonaerense.
El punto de partida es entender las causas subyacentes de la formación de los cordones bonaerenses, especialmente el primero, así como los límites estructurales de un crecimiento altamente concentrado y desorganizado como el que se experimenta desde la década del 80. A parir de este diagnóstico, este artículo propone una estrategia productiva para fomentar la apertura de industrias lejos de CABA y el primer cordón, un paso ineludible si queremos que el AMBA sea un área cada vez más habitable y no lo contrario. En ese sentido, se vuelve central la creación de dos ejes productivos en las rutas provinciales 6 y 41, apoyados en parques industriales, y la potenciación de puertos al norte y sur de CABA.
Las causas subyacentes de la formación del AMBA
Si bien no lo pensamos diariamente, el tiempo es clave para entender cómo se organiza la vida urbana alrededor de la CABA. Cuando analizamos dónde se localizan las ciudades más grandes del AMBA, la lógica es temporal: en el espacio que se puede recorrer en 60 minutos en auto desde el puerto de Buenos Aires están los principales distritos de la provincia. E incluso del país. Es interesante notar que el desarrollo completo del AMBA coincide casi con el espacio que se cubre al recorrer 120 minutos desde el puerto.
En el área que se puede recorrer en una hora de viaje —la isócrona de 60 minutos— están las localidades más pobladas del país, lo que es fácil de observar con imágenes satelitales. Estas imágenes evidencian el crecimiento entre 2001 y 2020. Toda esa mancha urbana no corresponde solo a casas de clase media; tienen muchos asentamientos y hogares con niveles de vulnerabilidad alto, lo que subraya los límites de una estructura urbana saludable, tanto desde lo social como lo económico y logístico.
Los orígenes de la centralidad del primer cordón del conurbano
La población tiende a ubicarse geográficamente cerca de mercados dinámicos y generadores de empleo, como es el caso de la Ciudad de Buenos Aires. Pero eso se agrava cuando se encuentra con una infraestructura deficitaria que genera grandes demoras en el traslado hacia el centro de la ciudad y obliga a la población a reducir los tiempos de viaje ocupando las regiones cada vez más cercanas.
Inclusive hoy, el puerto de Buenos Aires sigue concentrando gran parte del comercio exterior, razón por la cual las empresas buscan radicarse cerca de la CABA y así reducir costos y tiempos de viaje. Como resultado, la infraestructura insuficiente no permite que el sector privado se descentralice y asiente en zonas más alejadas. El crecimiento de Exlogan, en Avellaneda, segundo puerto, no debería fomentarsem ya que está en el límite con CABA y tiene los mismos problemas que los mencionados para la capital.
Tanto las empresas como los individuos buscan la cercanía con el gran mercado de consumo capitalino para reducir los costos de comercialización generados por la distancia. Como consecuencia, se generaron históricamente aglomeraciones industriales en municipios limítrofes a la CABA, como Avellaneda, San Martín o La Matanza.
El “peso de la historia” se puede ver en dos indicadores actuales: la concentración del Producto Bruto Geográfico (PBG) provincial y de los locales industriales en unos pocos distritos. Es interesante señalar que dentro del top 10 por concentración de locales industriales, nueve distritos son del primer cordón. Solo General Pueyrredón está por fuera. En términos de PBG, el primer cordón incluye a 7 de los 10 más grandes.
El problema de la industria
La alta urbanización del primer cordón es un limitante para la expansión y modernización de la industria. Cuando se instalaron estas industrias, las zonas eran menos densas y había más terrenos disponibles para ampliar sus operaciones. Eso ya no es así y hay las viviendas lindantes a las fábricas, lo que perjudica la traza urbana y genera potenciales problemas de salud pública. Por lo tanto, es necesario comenzar a relevar a las industrias para llevar adelante un plan de transferencia del primer cordón hacía el tercero y más allá. Dicho plan favorecería la movilización de las empresas con mayor impacto medioambiental o mayor necesidad de incrementar su espacio físico para mejorar su eficiencia.
Es importante ver cómo gran parte de los parques industriales se alejan de la zona más densamente poblada, lo que evidencia la necesidad imperiosa de distanciarse de una zona que antes era codiciada por las industrias, pero que el constante tráfico y problemas logísticos terminó por depreciar.
El futuro de la industria podría estar asociado a los parques industriales. De hecho, entre la Capital y el Gran Buenos Aires (AMBA), hay más de 20.000 PyMES en condiciones de ser relocalizadas, según el presidente de RedParques Industriales, Darío Parlascino. Pensemos que no se pueden trasladar PYMES muy pequeñas y apegadas a un barrio, ya que no tendrían capacidad de sobrevivir. Pero existen varias industrias medianas, además de las grandes empresas, que se encuentran en condiciones de afrontar una mudanza y reestructurar a la logística de su personal.
La experiencia reciente muestra una tendencia positiva, alejando los emprendimientos de CABA y primer cordón: desde 2010, el 70% de los parques industriales se han desarrollado en municipios pequeños y medianos, de entre 10.000 y100.000 habitantes.
Las rutas 6 y 41: posibles ejes de crecimiento
Dos siglos de centralidad portuaria de Buenos Aires han generado una estructura que se encuentra dentro de los límites de su funcionalidad. Por eso, aunque la estrategia general de crecimiento ordenado y descentralizado en provincia de Buenos Aires debería basarse en fomentar el interior y las ciudades intermedias —preferentemente, de entre 20.000 y 200.000 habitantes—, ello podría ser difícil en el corto plazo. Es necesaria la generación o recuperación de mucha infraestructura que hoy no está en condiciones, como rutas, tendido ferroviario y conectividad de comunicaciones. Son gastos que exceden lo que actualmente el Estado puede realizar.
Por eso, es más conveniente iniciar el cambio en el entorno inmediato de AMBA, donde la infraestructura actual puede soportar el nuevo flujo y los gastos para su mejora son relativamente menores que en el interior. De ese modo, se podrían generar corredores productivos para romper la fuerza centrípeta al puerto de Buenos Aires, apoyándose en la Ruta 6 y la Ruta 41. El fomento debería ser para la radicación de empresas, pero también para la instalación de familias.
Lo bueno de las ciudades que están por fuera del área de influencia de los 60 minutos es que son de menor porte, y por ende, se puede planificar su ampliación, cuidando normas edilicias, espacios verdes y sin afectar a vías de comunicación. Vale destacar que es habitual que los asentamientos se instalen sobre vías férreas o plazas de maniobras. El COVID-10 puso en evidencia la criticidad de la planificación urbana: su inexistencia dio como resultado que gran parte de las viviendas de AMBA exhiban altos grados de vulnerabilidad social, terminan empeorando la situación en pandemias, como la que vivimos actualmente.
Por otro lado, el desvío de carga y la migración de población fuera de CABA y primer cordón, desde luego, mejorarían la calidad de vida y la logística de ese espacio, al quitarle presión urbana y social.
Desde el punto de vista de los parques industriales, es notorio como la mayoría se concentra dentro de los 60 minutos de viaje, y secundariamente en el radio de 120 minutos desde el puerto. ¿Esto qué marca? Que deberá controlarse especialmente en el límite de la ruta 6 cómo se produce el crecimiento urbano, ya que la única opción de mejorar los niveles de vida del AMBA es evitar la aglomeración en asentamientos y la conexión con la mancha urbana ya existente. La tentación de seguir la mancha urbana que conecta al mundo periurbano —límite urbano-rural— con el centro porteño es fuerte, porque por allí se mueven los principales flujos de transporte y, por ende, son también lugares idóneos para instalar un comercio. Un ejemplo claro es la ruta 3 en La Matanza, rodeada de asentamientos en su espacio más periurbano.
Dejando de lado la planificación urbana, también es clave desviar los flujos logísticos del puerto de Buenos Aires, y eso sólo se puede lograr dando más peso al complejo de Zárate-Campana y al puerto de La Plata.
Cuando analizamos dichas áreas de servicio portuarias con los mismos criterios que el Puerto de Buenos Aires —60 minutos y 120 minutos—, vemos que tienen un alcance más limitado que dicho puerto. Eso se debe a la falta de infraestructura equivalente: las autopistas y rutas que llevan a microcentro son altamente más eficientes que las que llevan a La Plata y Zárate-Campana desde el interior, es decir, las rutas transversales a la ruta 9 y autopista 2 o la autopista Buenos Aires- La Plata.
Ciando se consideran los tiempos de viaje de 60 minutos y 120 minutos desde los puertos alternativos, vemos que solo se cubre muy eficientemente el espacio con las autopistas y rutas más destacadas del AMBA, que tuvieron históricamente más inversión que las secundarias. Vale aclarar que la no cobertura de CABA y parte de su periferia es adrede. Se debe a que se dejó a ese espacio como zona de influencia del puerto de Buenos Aires, atento a que lo más probable es que ese puerto reduzca su peso, pero difícilmente sea totalmente anulado para cargas y solo reciba turismo.
Retomando las consideraciones logísticas, si bien es destacable que hay ciudades que tienen más condiciones para ser foco de parques industriales y posibles centros urbanos, por tener también acceso a ferrocarriles, lo cierto es que sólo concentrarían más carga en CABA. Por ello, es cada vez más importante pensar si no es conveniente construir nuevas líneas férreas circunvalares en la ruta 6 y la 41. De ese modo, la vinculación comenzará a ser entre periferias y no entre la periferia y el microcentro.
La necesaria renovación de la industria
La industria, ya se encontraba en una crisis antes de la pandemia y su origen era estructural. La migración de PyMES a parques industriales en el tercer cordón, y más allá, es la única solución para ello, dado que la densidad poblacional de algunas zonas donde están radicadas las PyMES (primer cordón, especialmente,) dificulta que las industrias puedan adaptar sus estructuras productivas a las exigencias del mundo actual. Al estar en zonas urbanas, el limitante físico es un problema pero también lo es suplir la demanda de energía y mitigar la contaminación.
La clave de la industria pasará por la generación de parques índustriales de calidad en los márgenes del AMBA para romper la “atracción” de los 60 minutos. Hablamos de los ejes de la Ruta 6 y 41, áreas en los que hay grandes espacios vacíos y se goza de buenas conexiones logísticas, y que serán realmente eficientes cuando se efectúen inversiones en infraestructura. Adicionalmente, los puertos de La Plata y Zárate-Campana, tendrán que ser fortalecidos a fin de poder absorber flujos que hoy van al puerto de Buenos Aires.
Esta renovación de la industria se conecta con la posibilidad de llevar el desarrollo al interior bonaerense en una fase posterior. Es una oportunidad para ciudades pequeñas e intermedias, de ahí que el fomento de la movilización de industrias y personas debiera adaptarse con un Plan Territorial General y con la mejora de comunicaciones, rutas y servicios ferroviarios, a fin de potenciar la oferta logística y los servicios conexos, y se procure no saturarlos.
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