Chole
El candidato de izquierda Gabriel Boric y el de ultraderecha, José Antonio Kast, son los favoritos para pasar a la segunda vuelta.

El próximo domingo Chile irá a las urnas. El país llega al 21 de noviembre en un clima de expectativa y cierta convulsión. Se postulan siete candidatos y los dos favoritos son muy opuestos entre sí: el dirigente de izquierda Gabriel Boric y el de ultraderecha José Antonio Kast. Si los resultados ratifican las encuestas, la segunda vuelta del 19 de diciembre será una de las más polarizadas en la historia del país. Tal vez el momento más crítico desde la vuelta de la democracia.

Las protestas masivas de 2019, desencadenadas por el aumento de la tarifa del transporte público de Santiago, iniciaron un proceso de cambios profundos en Chile que derivaron en la convocatoria para una nueva constitución. Las elecciones para la Asamblea Constituyente arrojaron una mayoría de candidatos independientes y de izquierda, con un sesgo hacia el progresismo. Por eso resulta especialmente llamativa la subida de Kast en las encuestas. El último sondeo conocido muestra una intención de votos del 30% del candidato del Partido Republicano. Los sondeos de opinión, sin embargo, pueden ser imprecisos. Una de las preguntas clave es cuál será el nivel de participación, ya que las elecciones no son obligatorias.

Para entender el apoyo a Kast hace falta ver una imagen más general. Kast se presenta como el candidato que va a restaurar el orden en Chile. Y es cierto que las protestas callejeras estuvieron acompañadas de desbordes. Pero también alimentan este clima de incertidumbre las acciones violentas de grupos autodenominados separatistas mapuches. Una segunda explicación para el aumento de la popularidad del candidato de ultraderecha es el desprestigio del oficialismo de centroderecha. La imagen del gobierno de Sebastián Piñera se vio especialmente afectada por la crisis institucional que provocó el escándalo de los Papeles de Pandora. La investigación periodística involucra a los hijos del presidente con la venta de la compañía minera Dominga al empresario Carlos Alberto Delano —íntimo amigo del presidente— por 152 millones de dólares. Esto expuso un conflicto de intereses y motorizó el  juicio político para destituir a Piñera, que fue aprobado por la Cámara de Diputados, pero el Senado desestimó. Otra razón del desgaste del oficialismo es la economía, que registra un aumento de la inflación como consecuencia del aumento del gasto público durante la pandemia, en combinación con un incremento del desempleo y la desigualdad.

Kast comenzó su carrera política de la mano de Jaime Guzmán, el ideólogo del texto final de la constitución de Augusto Pinochet. Es padre de nueve hijos, tiene un perfil ultraconservador en lo político y se presenta desde lo económico como liberal. Fue diputado por cuatro períodos, representando al conservador partido de la Unión Demócrata Independiente, hoy parte de la coalición de gobierno con Sebastián Piñera.  Pero en 2016 hubo un cisma entra las agrupaciones y Kast formó el movimiento Acción Republicana, que luego se transformó en el Partido Republicano, que hoy lo tiene de abanderado presidencial. Kast se postuló en las presidenciales de 2017 y dijo durante la campaña una de sus frases más comentadas y polémicas: “Si Pinochet estuviera vivo votaría por mí”.

El principal adversario de Kast es Gabriel Boric, un político de izquierda de 35 años con un discurso antiliberal y progresista. Fue uno de los líderes de las reevueltas estudiantiles de 2011. Las encuestas le otorgan un 27% de intención de votos. Boric obtuvo la postulación a presidente tras una victoria inesperada en la interna de la coalición Apruebo Dignidad (AD), que agrupa a varios partidos de izquierda. Entre ellos el Partido Comunista, algo que Kast suele señalar para agitar el fantasma de la amenaza comunista entre su electorado. En las primarias venció al alcalde de Recoleta, el comunista Daniel Jadue, que era el gran favorito para ganar la nominación. 

Los candidatos de la política tradicional

Las primarias para las presidenciales dejaron dos sorpresas. Una fue el triunfo de Boric. La otra, el de Sebastián Sichel, que se presentó a las interenas como candidato intependiente y superó al histórico alcalde de la comuna Las Condes, Joaquín Lavín. Sichel tiene una larga trayectoria en el Ejecutivo de Chile. Fue parte de las filas del histórico Partido Demócrata Cristiano, de la mano del expresidente Patricio Aylwin. Apoyó la candidaturas de Michelle Bachelet y Eduardo Frei. Integró el gobierno de Bachelet, pero en 2017 saltó de bando y apoyó a Sebastián Piñera. Fue ministro de Desarrollo Social y Familia y presidente del Banco del Estado en Chile en el actual gobierno de Piñera.

Sichel fue el candidato con mejor desempeño en el último debate, según los sondeos de opinión pública. Las proyecciones de intención de voto, sin embargo, le son esquivas: solo un 13% de los electores dice que se va a inclinar por él. En cuarto lugar le sigue un outsider populista de derecha: Franco Parisi, con el 12%.

El sector político que llega más desdibujado a las elecciones del domingo es Unidad Constituyente, la coalición sucesora de la histórica Concertación que gobernó en Chile desde la vuelta de la democracia en 1990 hasta 2010. La candidata es Yasna Provoste, una dirigente experimentada y afiliada al Partido Demócrata Cristiano desde 1983. Provoste fue gobernadora de la provincia de Huasco e intendenta de la Región de Atacama. Ocupó diversos cargos durante la presidencia de Eduardo Frei y fue ministra de varias carteras de los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Su último cargo fue la presidencia del Senado. A pesar de su largo recorrido en la arena política chilena en las encuesta figura en el quinto lugar con un 11%.

Si las encuestas aciertan, el domingo próximo Chile se encontrará con un escenario inédito. El sistema de partidos tradicional, que parecía tan sólido unos años atrás, habrá sufrido su derrota más contundente. Y dos candidatos diametralmente opuestos y ajenos a este sistema se enfrentarán el 19 de diciembre. La clave de la segunda vuelta puede estar en el voto basado en el temor que en la esperanza: ¿tiene más fuerza el anticomunismo o el antipinochetismo?

La sociedad chilena fue sacudida en los últimos años por las protestas y la crisis derivada del coronavirus, que acentuó la desigualdad social y aumentó el desempleo. Ese es el estado de ánimo con el que acudirá a las urnas para decidir cuál de los dos modelos prefiere para los próximos cuatro años.


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