Nuevamente, luego de la tragedia populista reaparece nuevamente, como en un movimiento pendular, la propuesta liberal.
Justamente el gobierno hace una apuesta de cambio exacerbado, incluyendo medidas que exceden sobradamente los alcances que debiera tener un DNU, constituyendo una enumeración de temas en ese sentido, de manera asistemática, sin profundizar sobre la realidad socioeconómica, política y desde luego jurídica. Esto constituye una movida tramposa porque exige la aprobación en su totalidad del instrumento DNU, y asimismo una trampa para el propio gobierno en el caso que fuera rechazada, por esa misma inviabilidad de su aprobación por partes.
La infinidad de temas que contiene hace que esa última situación resulte en la posibilidad concreta de quedarse con las manos vacías, provocando una licuación del poder presidencial en esta primera etapa de su gobierno. Tenemos que tener en cuenta que la actitud confrontativa no podrá permitir sortear fácilmente los escollos que le impondrá la ultraoposición y la reacción popular a partir de los resultados del sinceramiento de precios y tarifas reprimidos por el gobierno anterior.
Si bien existen causas para sostener la necesidad de cambios en, como dice Merchensky, la superestructura, existen temas que exceden a la necesidad y urgencia, como el caso del futbol, pero además no se está acompañando el ajuste con un programa que oriente inversiones hacia sectores que sean dinámicos en la economía argentina. Claramente el gobierno deja eso en manos del mercado que puede tener intereses y objetivos muy diferentes al interés nacional. Precisamente la visión desarrollista supera este simplismo liberal y el absurdo populista de obturar la iniciativa privada al confluir está con los interés nacionales. El caso más emblemático fue el del aliento al capital extranjero para lograr el autoabastecimiento energético en el gobierno de Frondizi.
Acompaña al DNU una ley ómnibus que avanza por diversos temas volviendo a ser en muchos casos asistemática con el cuerpo legal, en tanto predomina esta idea que las leyes del mercado con el ajuste fiscal, acomodarán las cosas, sin tenerse en cuenta la realidad socioeconómica de la población, ni los problemas recesivos que acarreará el mismo.
Además se da la situación que la ley contiene entre sus normas la aprobación del DNU, (ahora en vigencia).
Asimismo no contempla con seriedad, al ser extremadamente confrontativa, la posibilidad del estancamiento de las medidas, ante la reacción de sectores, muchos corporativos, que obstaculizarán el avance de las medidas. Recordemos los efectos de la ley Mucci en épocas de Alfonsin.
La oportunidad, el mérito y la conveniencia son requisitos necesarios para que prosperen, no solo los actos administrativos, sino además las normas en las que se apoyan. Y desde luego, lo imprescindible, en todo programa de gobierno… “distinguir lo esencial de lo accesorio”
Sumándose a, reitero, el profundo deterioro de la situación económica y social de la población esencialmente la más vulnerable con bajos salarios, la caída del empleo en un proceso de estanflación, etc.
Todo esto no debería dejar de lado la idea de un proyecto, de un rumbo, hacia donde la Argentina se debe conducir, desarrollando al máximo sus potencialidades, con la fortaleza de la constitución de los consensos necesarios de manera de configurar una verdadera política de estado. Solo así podremos garantizar persistencia e institucionalidad, a las necesarias reformas que requiere nuestro país para encausarse a la integración y el desarrollo.
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