El 90% del valor incorporado a sus productos corresponde a la tecnología y al knowhow de su gente, por lo que la empresa es un claro ejemplo del nivel de excelencia alcanzado por el sector nuclear argentino
El 90% del valor incorporado a sus productos corresponde a la tecnología y al knowhow de su gente, por lo que la empresa es un claro ejemplo del nivel de excelencia alcanzado por el sector nuclear argentino

Dentro de la llamada “ley ómnibus”, presentada por el Poder Ejecutivo Nacional, se encuentra un listado de empresas estatales que son plausibles a privatización. Si bien existen éxitos y fracasos dentro de las diferentes empresas privatizadas con anterioridad, es claro que muchas de ellas tienen una relevancia fundamental para el desarrollo del país, como así también el sostenimiento de sectores que son imprescindibles para la Nación.

En este caso, vamos a poner foco en quizás una de las poco conocidas: Dioxitek.

Ahora bien, ¿Qué es Dioxitek?, ¿Cuál es su importancia dentro del entramado industrial argentino? ¿Cuáles son sus características y productos que fabrica? En este artículo, trato de abordar la relevancia que tiene Dioxitek para la Nación, y el por qué debe analizarse en profundidad su posibilidad de privatización.

En su sitio web, Dioxitek aclara lo siguiente:

“Generamos insumos imprescindibles para la salud y para el sistema eléctrico nacional.”

La empresa fue creada por el Poder Ejecutivo Nacional en 1996 y puesta en marcha en 1997.  Actualmente, su composición accionaria corresponde un 51% a la Secretaría de Energía, que además ejerce la titularidad, el resto se reparte en dos socios más, un 48% a la Comisión Nacional de Energía Atómica y un 1% al Gobierno de la Provincia de Mendoza.

Comencemos por analizar el “sistema eléctrico nacional” y la incidencia de Dioxitek en este.

Argentina posee 3 centrales nucleares (Atucha 1, Atucha 2 y Embalse) que representan alrededor de entre el 4-5% del total de energía eléctrica que consume el país. Esto que parece poco es en realidad un monto enorme de energía, siendo además de una cantidad muy importante de energía generada en forma limpia, las centrales nucleares NO producen gases de efecto invernadero, como el CO2 o los llamados NOx, que además de contaminar el ambiente, aportan al calentamiento global y sus consecuencias.

A fin de que las centrales nucleares funcionen, es necesario un combustible, en el caso de las centrales nucleares de potencia este combustible es el llamado Combustible Nuclear. El funcionamiento y producción de energía eléctrica, se hace precisamente a través de “quemar” este combustible nuclear (las comillas corresponden ya que no se quema en realidad, pero imaginemos por un momento que sí). El calor generado por quemar el combustible nuclear se produce gracias a una reacción nuclear llamada fisión, en la cual átomos pesados son transformados en átomos más livianos generando de esta forma energía en forma de calor. A su vez con ese calor producido por la fisión de los elementos combustibles, se calienta agua, para transformar la misma en vapor y alimentar de esta manera, una turbina solidaria a un generador eléctrico.

Ahora bien, ¿de dónde saco esos átomos pesados? Los obtengo de los minerales pesados, como por ejemplo y en este caso el uranio. Argentina, lamentablemente por culpa de prohibiciones que no tienen mucho sentido, posee mineral de Uranio en el país, pero debido a la prohibición de la minería (nuevamente lamentablemente) en las provincias que poseen yacimientos, es necesario importarlo como concentrados de uranio cuya fórmula química es U3O8, este uranio importado necesita para ser usado en un reactor nuclear, llevarlo a la forma de óxido de uranio (o UO2 según su fórmula química), con lo cual es necesario un proceso industrial a fin de lograr esto. Y es aquí donde ingresa Dioxitek…. una empresa conformada por alrededor de 250 empleados de muy alta calificación (la metalurgia del uranio lo requiere así), se dedica a producir el polvo de óxido de uranio grado cerámico, a fin de fabricar los combustibles de las Centrales nucleares argentinas.

El polvo de dióxido de uranio es procesado para formar “pastillas” en algunos casos de 30 grs., proceso llevado a cabo por la empresa CONUAR-FAE y luego colocados en vainas de zircaloy (el zircaloy es una aleación de circonio que no interactúa con los neutrones) fabricadas en el país, conformando finalmente el llamado combustible nuclear, que luego es colocado en los núcleos de los reactores.

Radioisótopos medicinales

Pero no solo ese rol crucial cumple Dioxitek ya que además fabrica las llamadas fuentes selladas de Cobalto-60, el Cobalto-60 es un radioisótopo producido en la central nuclear Embalse en Córdoba. A fin de ser utilizado en el agro la industria y la salud, el radioisótopo debe ser procesado, proceso realizado íntegramente por Dioxitek. Dentro de sus variadas formas de utilización, la de mayor relevancia social es sin dudas en el tratamiento tumoral para el cáncer, en efecto el Cobalto-60 es una gran fuente de emisiones gamma, las cuales destruyen distintos tumores que afectan la salud. Además de utilizarse en el sector de la salud, el Cobalto-60, es utilizado, también, para preservar alimentos, el tratamiento de residuos y procesos que involucran a la biología como el esterilizar moscas, que luego son utilizadas para eliminar plagas de esta especie en plantaciones de frutas.

En el tema de los radioisótopos para uso medicinal como el tratamiento del cáncer y el diagnóstico por imágenes, me voy a detener un momento, dado que hace unos años, más específicamente en los periodos 2009-2010 y 2017-2018, el mundo fue testigo de una escases pronunciada de radioisótopos de usos medicinales (en particular del Molibdeno-99, que decae a Tecnesio-99), debido principalmente a paradas programadas de reactores multipropósito esparcidos en el mundo. Lamentablemente los reactores de investigación, principales productores de los radioisótopos para distintos tratamientos médicos y para usos industriales, están envejeciendo, para dar una idea de este problema más de la mitad de los 250 reactores de investigación que funcionan en todo el mundo comenzaron a funcionar antes de 1970. Por ejemplo, la NRU canadiense entró en funcionamiento en noviembre de 1957. Solo 2 reactores multipropósito han sido puestos en operación durante este siglo, el CARR chino, y el OPAL australiano (este último provisto por INVAP), lo que provoca ante este envejecimiento, necesarias paradas prolongadas para su mantenimiento provocando en la cadena de suministro mundial, graves problemas de abastecimiento. Ante este problema, sin embargo, Argentina salió airosa, dado que somos productores netos y exportadores de radioisótopos medicinales, generados en el reactor RA-3 que funciona en Ezeiza, problema que además será olvidado sin duda alguna, cuando el reactor multipropósito RA-10 comience a funcionar (se está construyendo en el predio de Ezeiza).

Ante lo expuesto, claramente el sector nuclear argentino, es un entramado de empresas vinculadas fuertemente entre sí, que hace a la industria nuclear de nuestro país, no solo una de las más respetadas a nivel mundial, sino un real polo científico tecnológico crucial para nuestra Nación.

Las empresas del sector nuclear en el mundo

Miremos que ocurre con un cliente de nuestra industria nuclear como es Australia. En el año 2007, Australia puso en funcionamiento el OPAL, reactor nuclear multipropósito, diseñado y construido por INVAP Argentina. Australia desde ese momento, se convirtió en productor de Radioisótopos a nivel mundial, pero ¿Cómo hace Australia para comercializar los mismos? La comercialización de los radioisótopos australianos, así como su procesamiento y estrategias de venta, son realizadas por un organismo estatal, llamado ANSTO (https://www.ansto.gov.au/), dando cuenta de la estrategia en salud pública que poseen este tipo de elementos.

En Francia, país en el cual el aporte de la energía nuclear en su matriz energética es una de las mayores en el mundo y que posee en operación 56 reactores, (dando idea de la tradición en este sector por los franceses), produce y comercializa sus radioisótopos a través del organismo estatal Orano (https://www.orano.group/en). Lo mismo ocurre en Corea del Sur, Japón, China o Rusia.

La vinculación de un tema sensible como la salud de la población, también hace que en los países en donde la incidencia privada en la cadena de valor nuclear es mayor, el rol del Estado se equipara mediante fuertes regulaciones y controles, como ocurre con EEUU, donde el departamento de energía y el Food & Drugs Administration, cumplen roles preponderantes en todo lo que involucre al sector nuclear.

Dioxitek es un eslabón clave de este entramado industrial nuclear, por su aporte al ciclo de combustible nuclear que posee argentina, su privatización debilitaría esta cadena de producción, quitando al estado nacional capacidades técnicas y estratégicas esenciales para el normal funcionamiento de las centrales nucleares argentinas. De hecho, el 90% del valor incorporado a sus productos corresponde a la tecnología y al knowhow de su gente, por lo que la empresa es un claro ejemplo del nivel de excelencia alcanzado por el sector nuclear argentino, un activo estratégico muy escaso a nivel mundial que hemos logrado desarrollar durante décadas como política de Estado.


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