Los primeros números marcaban una tendencia pareja. Era 18 de marzo de 1962; domingo de elecciones. Las elecciones se celebraban en 17 provincias y en Capital Federal. Todas elegían legisladores nacionales y gobernadores. La UCRI, el oficialismo, obtuvo victorias importantes en cinco provincias y en la capital. Pero había una que era especialmente crítica. La madre de todas las batallas. Cuando se confirmó, la noticia cayó como una losa sobre el gobierno nacional: la provincia de Buenos Aires volvía a manos del peronismo. En su despacho de la Casa Rosada, Alfredo Roque Vítolo supo inmediatamente y en silencio que era el principio del fin del gobierno desarrollista de Arturo Frondizi. Y el de su propia carrera política.
La política lo había atrapado desde joven, cuando comenzó a militar en la Unión Cívica Radical de Mendoza. Vítolo nació el 30 de julio de 1910 en Godoy Cruz, hijo de un matrimonio de inmigrantes italianos. La desgracia lo golpeó desde chico: quedó huérfano a los 10 años. Como muchos jóvenes mendocinos de la época, fue a estudiar a Córdoba. Se recibió en 1933 de abogado en la Universidad Nacional de Córdoba, volvió a su provincia natal y se incorporó al radicalismo.
En Mendoza predominaba la corriente lencinista, la facción fundada por José Néstor Lencinas, contraria al personalismo yrigoyenista. Vítolo acompañó a José Hipólito Lencinas, hijo del líder mendocino, en la formación de la UCR federalista, que tras la muerte de Hipólito Yrigoyen se alineó con el sector conducido por expresidente Marcelo Torcuato de Alvear.
De la década infame al unionismo
A fines de la Década Infame, Vítolo fue diputado provincial en dos ocasiones. Desde su banca demostró un poder de oratoria que sobresalía del resto. Fue presidente del comité provincial de la UCR entre 1937 y 1941. En los años siguientes, el radicalismo transitó un periodo de renovación dentro de sus filas, acelerado por la muerte de Alvear en 1942, el golpe de Estado de 1943 y la aparición de una nueva figura que marcaría la política nacional: Juan Domingo Perón.
Varias corrientes internas se disputaban el poder del partido y esto se vio claro en las elecciones de 1945. El sector predominante, de raíz alvearista, promovía la Unión Democrática. Era una coalición amplia —que incluía a la UCR, el Partido Comunista, el Partido Socialista y el Partido Demócrata Progresista— para hacer frente a la candidatura del coronel Perón. Otro sector importante era el sabattinismo, conducido por el prestigioso exgobernador de Córdoba Amadeo Sabattini. El líder cordobés rechazó la propuesta de Juan Domingo Perón para que fuera su compañero de fórmula, un ofrecimiento que sí aceptó otro radical, Horensio Quijano, líder de la UCR Junta Renovadora. La candidatura de Perón también fue apoyada por la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA).
En medio de ese complejo proceso de redefinición interna nació la intransigencia. Era un grupo de dirigentes jóvenes que estaba construyendo un pensamiento de centroizquierda fundado en el nacionalismo yrigoyenista. En noviembre de 1945 se fundó, en Rosario, el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR). En esas filas se destacaban dirigentes como Moisés Lebensohn, Ricardo Balbín, Arturo Frondizi, Crisólogo Larralde, Oscar Alende y Arturo Illia.
Vítolo adhirió al sector unionista, que era el mayoritario dentro del partido. El holgado triunfo de Perón en 1945, sin embargo, trastocó los equilibrios internos. La interna radical se agudizó y ganó fuerza la intransigencia que pronto se hizo con el control del partido.
En las elecciones legislativas de 1948, Vítolo encabezó la lista de diputados nacionales por Mendoza y obtuvo el escaño. En el Congreso Nacional formó parte del Bloque de los 44 que reunía a la minoría radical. Allí enfrentó con entereza y una gran oratoria lo embates del oficialismo.
La UCRI y el pacto con Perón
El golpe de Estado de 1955 volvió a dividir al radicalismo. Esta vez, el conflicto fue dentro de la intransigencia. El enfrentamiento entre Balbín y Frondizi, que habían compartido la fórmula presidencial en 1951, reconfiguró la relación de fuerzas dentro del partido.
Arturo Frondizi era el presidente del Comité Nacional de la UCR, defendía la necesidad de una central obrera única y condenó los fusilamientos de José León Suárez. Incluso reivindicaba algunas de las banderas del peronismo y cuestionaba la proscripción. Balbín, en cambio, exacerbó su posición antiperonista, buscó apoyos entre los unionistas y generó un vínculo fuerte con el gobierno de facto de la Revolución Libertadora.
Dentro de esa disputa, Balbín quiso atraer a Vítolo, que era unionista. El mendocino le respondió que iba a respetar la voluntad del partido, que iba a celebrar una Convención Nacional a finales de 1956 en Tucumán. La convención sesionó y los balbinistas, que no tenían delegados suficientes, se retiraron antes de la votación. El partido aprobó la fórmula Arturo Frondizi-Alejandro Gómez. El rechazo de los partidarios de Balbín provocó un cisma en el radicalismo, que se dividió en la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), al mando de Frondizi, y la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), liderada por Balbín con el apoyo del sabattismo y los unionistas.
Vítolo se sumó a las filas de la UCRI, la facción conducida por el presidente del partido. No especuló, a pesar de las advertencias del ministro del Interior de la Revolución Libertadora, Carlos Alconada Aramburú, que le dijo que los militares apoyaban la candidatura de Balbín. Alconada Aramburú era balbinista y tenía a su cargo la organización de las elecciones de 1958.
Ministro del Interior de Frondizi
Cuando faltaban 20 días para las elecciones presidenciales de 1958, Perón dio una conferencia de prensa desde República Dominicana, donde estaba exiliado. Pidió que sus seguidores votaran por Frondizi el 23 de febrero. Ese gesto político fue el resultado de las negociaciones que habían comenzado tiempo antes Rogelio Frigerio y John William Cooke. Es el famoso y controvertido pacto entre Perón y Frondizi. La consecuencia fue un tsunami electoral: la UCRI arrasó en todo el país y ganó todas las gobernaciones. En Mendoza, Alfredo Roque Vítolo no pudo festejar; había perdido la interna para la gobernación con Ernesto Ueltschi.
El trago amargo, sin embargo, duró poco. La primera designación de Frondizi cuando asumió la presidencia fue la de Vítolo como ministro del Interior. La segunda fue la de Rogelio Frigerio como secretario de Relaciones Económicas y Sociales. Vítolo y Frigerio fueron, con estilos y funciones bien diferentes, dos de los colaboradores más cercanos del presidente. “Vítolo reunía las condiciones de hábil parlamentario y fino político que caracterizan, en las democracias occidentales, a los mejores ministros del Interior”, destaca Nicolás Balbini en su libro Frondizi, de la oposición al Gobierno.
Al frente de la cartera de Interior, Vítolo negoció acuerdos para el tratamiento de las normas más importantes del gobierno, como la sanción de las leyes de amnistía, de abastecimiento, de enseñanza libre y asociaciones profesionales, además de la derogación de la ley de residencia. En la Cámara Alta, enfrentó la interpelación del veterano senador socialista Alfredo Palacios sobre la implementación del Plan Conintes. Fue interpelado también en la Cámara de Diputados tras la denuncia desde el exilio de Perón sobre el pacto secreto con Frondizi, donde aseguró en nombre del Poder Ejecutivo, que “el documento que se dio a conocer en copia fotográfica es falso”. Los peritajes caligráficos determinaron tiempo después que las firmas del supuesto pacto no pertenecían al presidente Frondizi.
El derrocamiento
El fin de la proscripción del peronismo era un objetivo central para Arturo Frondizi. A eso se refería cuando planeaba “legalidad para todos” en la campaña de 1958. Esta posibilidad generaba malestar en las Fuerzas Armadas, que en 1962 ya estaban inquietas por otros gestos políticos del presidente, como la entrevista que mantuvo con Ernesto Che Guevara en la Quinta de Olivos. Los planteamientos militares fueron una constante a lo largo de todo el Gobierno desarrollista, que enfrentó 33 intentos de golpe de Estado.
La UCRI había sufrido una dura derrota en 1960. En las elecciones del año siguiente, sin embargo, retuvo las gobernaciones de Catamarca, San Luis y Santa Fe. Solo cayó derrotada en Mendoza contra el Partido Demócrata. Vítolo estaba convencido de que en las elecciones de 1962 se iban a repetir los resultados del año anterior. Confiaba en que la UCRI iba a ganar en la provincia de Buenos Aires, la elección más importante que estaba en juego. Le aseguró al presidente Frondizi que la candidatura de Crisólogo Larralde por la UCRP iba a dividir el voto de la oposición y eso iba a garantizar el triunfo del candidato de la UCRI, Carlos Acuña Anzorena.
La tesis de Vítolo nunca se pudo poner a prueba. El 23 de febrero, menos de un mes antes de la elección, Larralde se desvaneció en pleno discurso, en un mitin partidario en Berisso. Murió en ese mismo momento, sobre la tribuna.
El desenlace de la historia es conocido. El peronismo triunfó en nueve provincias y Andrés Framini ganó la gobernación de Buenos Aires. La presión militar sobre Frondizi se tornó insoportable. El presidente cedió y decidió la intervención federal. Vítolo se opuso a la medida y renunció. Lo reemplazó Hugo Vaca Narvaja. Las decisiones de Frondizi no alcanzaron para aplacar el espíritu destituyente y un golpe de Estado lo derrocó el 23 de marzo de 1962.
A Vítolo le dolió la renuncia, pero con el tiempo las heridas cierran. El exministro recordaba así la presidencia de Frondizi: “Fue el orden constitucional, la pacificación, el Estado de derecho y el bienestar social. No ignorábamos que el proceso estaba viciado en el fondo por las prescripciones y quisimos corregir esos vicios dando una legalidad irrestricta. Pero tuvimos que pagar el precio de ser un gobierno condicionado a los factores de poder, que nos impidieron actuar con plenitud”.
En una entrevista reciente con Visión Desarrollista, Emilia Menotti, biógrafa y secretaria de Frondizi, destacó la figura del ministro del Interior de Frondizi: “No hubo ninguno mejor que Vítolo en el gabinete. Concreto, preparado, capaz. Venía del unionismo. Fue, con Rogelio Frigerio, la mano derecha de Frondizi. Y estuvo en el Gobierno durante todo el periodo”.
Vítolo falleció en Buenos Aires en 1967, cinco años después del golpe que puso fin al gobierno desarrollista.
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