La conformación actual de las relaciones desarrollo-subdesarrollo se remonta a las relaciones coloniales y de un modo más específico al proceso de acumulación originaria, que como vimos se realizó utilizando muchas veces métodos compulsivos para obtener la transferencia de riqueza de la periferia al centro. Ese proceso fue conformando de un modo distinto las estructuras productivas de lo que después se denominarían naciones desarrolladas y naciones subdesarrolladas. Una vez establecidas las estructuras, una vez conformada la relación desarrollo-subdesarrollo -sustitutiva generalmente de relaciones coloniales formales o informales-la transferencia de riqueza se produce de un modo natural, básicamente a través del deterioro de la relación de intercambio, y se sigue produciendo hasta que no haya cambio estructural, pasaje del subdesarrollo al desarrollo, el subdesarrollo es un fenómeno cualitativo.

Se caracteriza por ciertas cualidades de la economía. Es profundamente errónea la concepción que ve al problema en términos cuantitativos. Ya la teoría económica ha avanzado mucho y son muy pocos los economistas que no distinguen entre el concepto de crecimiento y el de desarrollo -en nuestro país tenemos alguno, no obstante; pero es frecuente que luego de la diferenciación inicial se exponga erróneamente el problema, se haga evidente una incomprensión de la esencia de uno y otro fenómeno. Este es un mal bastante generalizado en la literatura económica y en particular de la que goza de prestigio académico, El error más grosero es el que aborda la cuestión con los indicadores cuantitativos, en especial el ingreso por habitante. Así es posible poner una frontera entre el desarrollo y el subdesarrollo con una cifra de ingreso por habitante y así surgen las arbitrarias clasificaciones y denominaciones de los organismos internacionales: Los países con menos de una determinada cifra de ingreso son “de menor desarrollo relativo” y los países que están entre esa y otra cifra superior son “en vías de desarrollo” y los que exceden esta última cifra están en el edén del desarrollo. Y desafortunadamente el razonamiento subyacente a ese criterio está también en trabajos que comienzan por declarar que el desarrollo no es un problema cuantitativo

La caracterización del desarrollo y el subdesarrollo se derrumba como un castillo de naipes cuando aparece el hecho de que Kuwait tiene un ingreso por habitante superior al de Estados Unidos. No es necesario ningún esfuerzo de comparación para probar que ambos países son cualitativamente distintos, pese a esas cifras.

Por eso tos países subdesarrollados son cualitativamente diferentes a los países desarrollados en su estado actual y también diferentes a cómo eran estos en el siglo pasado o antes de acceder a la industrialización, porque la historia ha moldeado la relación desarrollo-subdesarrollo y le ha dado rasgos específicos, ha creado una dependencia objetiva entre uno y otro extremo de la relación. El pasaje del subdesarrollo al desarrollo no es cuestión de aumentos de cantidad en las actividades existentes, es cuestión de cambiar la calidad de esas actividades, esto es, de cambiar la estructura productiva y consecuentemente el modo de relacionamiento con el exterior.

El análisis debe despojarse de los aspectos cuantitativos. Si tomamos el caso de la Argentina y de Bangladesh encontraremos muchas diferencias. Encontraremos que nuestro país tiene  grandes ciudades al estilo del hemisferio norte, las cuales carecen de la imagen afroasiática o indoamericana con que cierta literatura tiñe el análisis del subdesarrollo; y encontraremos que en términos de ingreso por habitante nosotros también tenemos mucho en común con naciones del hemisferio norte mientras que Bangladesh revista en el fondo de la clasificación de las Naciones Unidas. No obstante, la Argentina y Bangladesh tienen algo en común que es esencial para la caracterización del subdesarrollo. Algo que a esos fines descarta las diferencias sociales y las diferencias cuantitativas: uno y otro poseen una estructura productiva que determina la transferencia de parte de la riqueza creada hacia el exterior mediante el intercambio y la impotencia para financiar un crecimiento autosustentable. Ese es el elemento del subdesarrollo. El que es verdaderamente científico en tanto penetra la apariencia diversa con que suele presentarse y en tanto tiene fertilidad teórica para resolver los problemas; como lo veremos al hacer el análisis crítico de la profusa literatura que existe sobre el tema y como lo veremos al abordar cuestiones que van desde el papel del comercio y del capital extranjero hasta la afirmación de la condición nacional.

En orden de precisar más la caracterización de este fenómeno cabe señalar los siguientes rasgos que se derivan del hecho señalado y son comunes a los países subdesarrollados:

  1. Una estructura productiva moldeada en función del factor externo, de la relación desarrollo-subdesarrollo. Las modalidades pueden ir desde estructuras en las que se conservan de manera más “pura” las condiciones de la relación colonial clásica hasta otras que son adaptaciones diversas de la estrategia de las multinacionales. Esto es, desde economías de base primaria exportadora de productos agrarios o mineros e importadora de productos manufacturados hasta economías en la cual esa base está matizada por la instalación de enclaves manufactureros, como resultado de la estrategia desenvuelta por las multinacionales en los últimos años que han implantado estos enclaves en diversos lugares de la periferia afín de beneficiarse del bajo costo de la mano de obra y de promover integraciones regionales de modo que sin perder el control de los procesos económicos, es decir sin posibilitar desarrollos nacionales, pueden beneficiarse de las economías de escala
  2. Falta de integración interna de la economía en razón de que ésta está integrada al factor externo. En el esquema colonial clásico había una desarticulación entre el puerto y el resto del espacio económico del país. Esa desarticulación subsiste con las alteraciones que ha experimentado la relación desarrollo-subdesarrollo y la estrategia que desenvuelven las multinacionales, explica el atraso del interior del país y explica que sectores que actúan como enclaves no extiendan el crecimiento a todo el territorio nacional. Las desigualdades se manifiestan también en la distribución del ingreso privilegiando a los sectores vinculados al factor externo en perjuicio del resto de la economía, tanto en perjuicio del interior del país como de las restantes actividades ubicadas en el mismo puerto o en la misma zona del enclave. El caso argentino es un excelente ejemplo.
  3. Alta participación de las actividades primarias en el producto. Las actividades agrarias o mineras fueron dominantes y todavía lo son, pese a los enclaves manufactureros a los que aludimos, en el mundo subdesarrollado. Ello se remonta a la relación colonial, tanto en el caso de las colonias formales donde esta especialización fue impuesta expresamente por la metrópoli como en los casos en que, como en la Argentina, las importaciones industriales destruyeron las posibilidades del artesanado o la manufactura local. Los procesos de sustitución de importaciones (ISI) que tuvieron lugar durante las guerras mundiales modificaron parcialmente el cuadro, pero no lo cambiaron sustancialmente. Ya vimos como en la Argentina la medición en las cuentas nacionales del aporte del agro al producto distorsiona la realidad y vimos cual es la realidad. En los países subdesarrollados las actividades primarias tienen una participación en el producto sensiblemente mayor que en los países desarrollados.
  4. El sector industrial no está integrado, dependiendo de la importación de bienes intermedios y de maquinaria y equipos. Hemos visto como en muchos casos ha habido una diversificación de la economía de base primaria, pero en ellos la industrialización, aun cuando tenga muy diversos grados de importancia en términos cuantitativos, es incompleta; la parte delgada del hilo es la producción de bienes de producción: siderurgia, petroquímica básica, química pesada y equipos para la infraestructura de servicios y la propia industria.
  5. El intercambio se caracteriza por una alta participación de los productos primarios en las exportaciones y de los productos industriales en las importaciones. O en todo caso alta participación en las exportaciones de productos con poco valor agregado, de productos industriales que son una transformaci6n limitada de los productos primarios dominantes. Es el caso típico de la Argentina en que las exportaciones del agro y sus derivados alcanza al 80 por ciento de los envíos al exterior, y 10 es en general de los países subdesarrollados. Hay diferencias según 108 grados de diversificación existentes, pero este es un rasgo común a la estructura productiva que es propia del subdesarrollo. Es verdad, como hemos señalado, que hay enclaves industriales en el mundo subdesarrollado. Pero esos enclaves, al margen de otro tipo de condicionamientos que imponen al desarrollo nacional, no modifican el cuadro general del intercambio de los países del hemisferio sur. Es cierto también que los países altamente industrializados han aumentado espectacularmente sus exportaciones de productos primarios, pero para esos países las exportaciones industriales tienen un predominio total en su comercio exterior. De esa situación se deriva el deterioro de la relación de intercambio que padecen los países subdesarrollados.

Frigerio, Rogelio. Economía Política y política económica nacional. Capitulo III pág. 94

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