*) Por Mario Morando.

Los admiradores de Frondizi/Frigerio presentan sus políticas como inmaculadas. Sabemos que hasta el Papa es falible. Coincido en admirar a dichos estadistas, pero aprendiendo también de sus errores. Sócrates afirmó que la ciencia consiste más en destruir errores que en descubrir verdades.

El primer gran tironeo que sufrieron en el poder hacia 1958/62, fue entre el plan de estabilización financiera y el de desarrollo. La decisión de poner en marcha el plan de desarrollo, a través de una política de inversiones extranjeras en petróleo, y esperar hasta el fin del primer año de gobierno para instrumentar el plan de estabilización financiera, desbocó la inflación durante un año y medio, y terminó agotando las escasas reservas internacionales. No había reuniones de gabinete: unos se ocupaban del desarrollo y otros de la estabilización. El clima de malestar salarial ya no abandonaría al gobierno. Luego el plan de estabilización instaurado ahogó el crédito y la expansión del consumo. 1º enseñanza: las inversiones para el desarrollo deben sintonizarse con el plan de estabilización. Ni retrasarlas, ni adelantarlas.

La segunda tensión provino de la falta de trámite legislativo para impulsar los contratos petroleros. Una cosa bien hecha, que le devolvió a Argentina su autoabastecimiento energético, terminó teñida de difamaciones, y finalmente fue reversada por el gobierno siguiente de Illia. 2º enseñanza: toda medida importante debe ser aprobada por el Congreso.

La tercera tensión fue derivada del proteccionismo a ultranza, que tratando de defender la industria a través de altos aranceles de importaciones, terminó ineficientizándola, pues importaciones de insumos caros determinaban que luego las producciones no fueran exportables por falta de competitividad. 3º enseñanza: hay que comenzar a medir urgentemente la protección efectiva por sector y su evolución. Sin disponer de esa medida, la política económica opera a ciegas, simplemente según el poder de lobby de cada sector. Hasta Kicillof en una conferencia hace 3 meses consideró que no puede existir política de desarrollo sin disponer de la matriz de insumo producto, elemento esencial para medir la protección efectiva por sector. Curiosamente hace décadas que nadie la recalcula.

La cuarta tensión: fomentar inversión extranjera indiscriminadamente, llevó, por ejemplo, a sobreinversión de 22 fábricas en el sector automotor, que en pocos años se redujeron a la mitad. Y las importaciones aparentemente ahorradas, en muchos casos fueron más que superadas por incentivar industrias nuevas con mayor intensidad de insumos importados. 4º enseñanza: la política de inversiones extranjeras debe contar con filtros desarrollistas. No puede ser ingenuamente liberal. Debe haber discrecionalidad, pero esa discrecionalidad debe ser razonada y no arbitraria.

A diferencia de hace 50 años, la pobreza y la indigencia han avanzado durante décadas, y requieren acciones urgentes. Por contrapartida, Frondizi/Frigerio celebrarían que en esta ocasión no hay militares al acecho; ni proscripción sobre la oposición; ni líder peronista indiscutido; ni pactos políticos secretos objetables; ni deterioro de los términos del intercambio; ni internas feroces a la vista, como entre los estatistas de la Unión Cívica Radical Intransigente y los desarrollistas puros.

Bajo estas condiciones, y evitando atentamente los errores cometidos durante 1958/62, Macri podría superar a Frondizi. Como desarrollista igualmente equidistante del demagogo populismo y del liberalismo salvaje.

Fuente: clarin.com


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