Unidad Nacional
El gobernador Axel Kicillof, el presidente Alberto Fernández y el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta

Desde hace más de cuatros meses estamos viviendo tiempos extraordinarios en nuestro país a causa de la pandemia del COVID-19. Un efecto inesperado de la crisis fue la suspensión de la división política. Que se vio plasmada en una foto. La imagen del presidente, el gobernador de la provincia de Buenos Aires y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de orígenes partidarios diferentes —dos oficialistas y un opositor— comunicando los acuerdos de la cuarentena dan una sensación de una posible unidad nacional tan ansiada por varios sectores de la política y en cierta medida de la sociedad.

La división política ha sido una realidad constante a lo largo de la existencia de nuestro joven país. Desde los cimientos de la nación, la fragmentación en bloques ideológicos, en general de extremos opuestos, impidió confluir dentro de ideales comunes para el bienestar de la ciudadanía. La última gran división es la llamada grieta, entre kirchneristas y antikirchneristas.

En el transcurso de nuestra historia hubo varios intentos importantes para alcanzar la unidad nacional. Tras la Revolución Libertadora que derrocó el gobierno de Juan Domingo Perón, el país quedó dividido en dos. En las elecciones de 1958, las primeras tras el golpe de Estado, triunfó Arturo Frondizi, que planteó una propuesta clara de unidad. Conformó un gabinete con integrantes de diferentes sectores políticos, con el fin de representar la diversidad de la nación, y buscó la pacificación. Sus propuestas de paz social, legalidad para todos y desarrollo económico se cumplieron en gran medida. A pesar de estos logros, su mandato fue interumpido nuevamente por un golpe de Estado.

El abrazo Perón-Balbín y la multipartidaria

La proscripción del peronismo marcó la vida política entre 1955 y 1973, cuando el líder justicialista volvió al país. Tras 18 años de exilio, Perón volvió con un mensaje de unidad nacional. Había dejado atrás la idea del revanchismo. El retrato de ese momento histórico es la foto del abrazo entre Perón y Ricardo Balbín, uno de sus adversarios más viscerales. Perón tuvo incluso la ilusión de armar un cogobierno con su rival de toda la vida, al que le ofreció la vicepresidencia en 1973. Sin embargo, las resistencias en el seno del PJ y la UCR fueron más fuertes que los deseos del viejo líder justicialista.

El tercer peronismo fue derrocado por el golpe más sangriento de la historia del país, que instauró el terrorismo de Estado. La actividad política quedó reducida a la mínima expresión durante años hasta el surgimiento de la Multipartidaria, en 1981. Fue la confluencia del radicalismo (UCR), el Justicialismo (PJ), el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), la Democracia Cristiana (DC) y el Partido Intransigente (PI) para reclamar la vuelta a la democracia. En diciembre de 1982, la Multipartidaria logró reunir a la CGT, las organizaciones de derechos humanos, los estudiantes y otros partidos políticos en una marcha masiva para pedir el llamado a las urnas. La unión de todos los sectores detrás de un objetivo común fue posible.

La pandemia y la unidad

Los momentos políticos que plasman en fotos: Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof se sientan juntos y definen una estrategia común. ¿Es una convivencia pasajera o la postal del comienzo de un camino de unidad nacional?

Hasta ahora, el resultado de la cooperación fue positivo. Incluso en términos políticos: la opinión pública los premia con índices de aprobación elevados. Fueron clave los acuerdos mínimos alcanzados. Las duras medidas definidas por los gobiernos fueron respaldadas y cumplidas por la sociedad. Y esto se puede atribuir al consenso político, que se traduce en consenso social. Existen, sin embargo, las divergencias entre los espacios políticos. Se vio claro en la última conferencia de prensa conjunta.

La experiencia de la coordiación de las políticas en la cuarentena es un antecedente auspicioso. Si se mantiene y amplía esta dinámica, es una gran oportunidad para acordar políticas que ataquen los problemas estructurales del país. La propuesta del Consejo Económico y Social, postulada por Alberto Fernández antes de la pandemia, puede ser un instrumento últil para crear una instancia de debate y consenso.

También es una señal para los partidos y coaliciones. Quizás sea hora de conformar un movimiento de centro que tenga como foco construir la tan ansiada unidad nacional, con reglas claras que fomenten el bienestar y el desarrollo de la nación.


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