Julio Argentino Roca fue el artífice del Estado moderno argentino tal como lo conocemos. El primer gran estadista con visión a largo plazo de país y el máximo referente de la generación del ochenta. Ocupó el sillón de Rivadavia 12 años, de forma alternada, lo que lo convierte en el presidente con mayor permanencia en el cargo. Durante sus dos mandatos reformó las estructuras del Estado nacional.
Roca nació en el seno de una familia castrense. Su padre, José Segundo Roca, fue parte del Ejército del Norte, donde se formó como militar. Participó en las campañas del Ejército de los Andes bajo las órdenes del General Juan Gregorio de Las Heras. Fue partícipe de los conflictos incipientes del país con los países limítrofes en las Guerra de Brasil y contra la Confederación Peruano-Boliviana. También estuvo involucrado en las guerras fratricidas entre federales y unitarios. Con el rango de coronel, organizó las unidades de la Guardia Nacional de Catamarca y Santiago del Estero que iban a hacer parte de la Guerra de la Triple Alianza. Allí perdió la vida, junto a dos de sus hijos. En varios de estos conflictos compartió camarería con su hijo Julio Argentino. Don José Segundo se casó con Agustina Paz, hermana de Marco Paz, vicepresidente de Bartolomé Mitre. El matrimonio tuvo ocho hijos.
Julio Argentino nació el 17 de julio de 1843 en San Miguel de Tucumán. En su infancia asistió a una escuela franciscana. Para continuar con sus estudios superiores junto a dos de sus hermanos se trasladaron a Entre Ríos, donde fueron alumnos del Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, gracias a la gestión de su tío Marco Paz. En aquellas aulas compartió curso con otro futuro presidente de la Nación, Victorino de la Plaza. A pesar de que el joven Roca tenía interés por la carrera de medicina, finalmente optó por seguir los pasos de su padre.
Carrera militar
Roca hizo sus primeras armas en los enfrentamientos civiles entre el Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina. Siempre se destacó por su liderazgo y valor en el campo de batalla, donde consiguió todos sus ascensos. En la Batalla de Pavón impresionó a Justo José de Urquiza al negarse retroceder con la posición perdida y continuar disparando sus cañones hasta agotar la munición.
En plena Guerra con Paraguay, en la primavera de 1886, fue parte del desastre de Curupaytí. Allí el joven mayor Roca tuvo que obedecer, a regañadientes, la orden de retroceder, luego de un frustrado intento argentino de asaltar las trincheras paraguayas. Fue el único oficial que no resultó herido en esa batalla catastrófica para las fuerzas argentinas y brasileñas. Su desempeño generó muy buen concepto en el presidente y generalísimo de las fuerzas aliadas, Bartolomé Mitre.
Al comienzo de la presidencia de su comprovinciano, Nicolás Avellaneda, en 1874, vino acompañada con una revuelta por parte de Bartolomé Mitre, que desconocía los resultados electorales y acusaba de fraude al mandatario entrante. Avellaneda convocó a Roca, quien, merced a una hábil estratagema, venció a los sublevados en una acción donde se produjeron pocas bajas y desbarató a los revolucionarios, entre los que estaba un antiguo superior suyo el general uruguayo, José Miguel Arredondo, a quien Roca facilitó la huida. Tras la victoria, Avellaneda eufórico telegrafió: «Lo saludo, general de los ejércitos de la república, sobre el campo de la victoria». Ese día, en el campo de Batalla de Santa Rosa, Roca fue ascendido al generalato.
El presidente Avellaneda lo apodó El Zorro, mote que lo acompañaría toda su vida, y empezó a verlo como sucesor. Tras la muerte prematura del ex vicepresidente de Sarmiento y en ese momento ministro de Guerra, Adolfo Alsina, Roca lo reemplazó y puso en marcha su plan para ocupar las tierras de la Patagonia. Avellaneda hizo uso de la ley 215 que proponía llevar las fronteras a Río Negro y Roca aplicó la estrategia ofensiva en lugar de la defensiva que predicaba su predecesor, que consistió en atacar en sus tolderías a los caciques en lugar de aguardar pacientemente sus ataques, donde todos los hombres eran degollados, las mujeres, raptadas y las casas, incendiadas. La Conquista del Desierto fue una guerra cruel, como toda guerra, pero de ninguna manera genocida. Con la mayoría de los ranqueles se llegó a acuerdos de convivencia. Argentina recuperó su próspera llanura y ocupó plenamente el actual territorio nacional.
Legados presidenciales
En 1880, Roca fue elegido presidente por abrumadora mayoría en el Colegio Electoral. Fueron 155 votos contra 70. Asumió su mandato bajo el lema «Paz y Administración». Durante sus dos mandatos (1880-1886 y 1898-1904) el país inició un crecimiento económico sostenido que se prolongó, con algunas interrupciones, hasta la primera mitad del siglo XX. Con la ley 1.130, consolidó la unificación de la moneda nacional: hasta ese entonces, cada provincia emitía su propio papel moneda. Impulsó la construcción de los ferrocarriles estatales y multiplicó las vías. Comenzó las obras de los puertos de Buenos Aires y Ensenada, lo que permitió la recepción de pasajeros y el comercio. Terminó Puerto Madero y construyó el Hotel de Inmigrantes, donde se alojaron muchos de nuestros antepasados, que llegaron a costas argentinas con las esperanzas de una vida mejor.
Sancionó la ley de educación 1.420, que estableció la educación universal, obligatoria, gratuita y laica. En ese momento fue un modelo de ejemplo y vanguardia para toda América Latina. Pasamos de ser un país semianalfabeto a ser uno de los mayores países alfabetizados. También se sancionó la ley 1.565 del Registro Civil, responsabilidad que antes recaía en la Iglesia Católica.
Continuó con la ocupación del territorio nacional que significo la obtención de las actuales provincias de Formosa, Chaco, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Firmó el pacto de límites con Chile, en 1881, que aseguró la paz con ese país, ya que se había llegado al borde de una guerra. Con este tratado, el país trasandino reconoció la soberanía nacional en toda la Patagonia argentina e inició la ocupación argentina de la Antártida, al establecer la base de las islas Orcadas en 1904. Llevó la relación con Brasil al mejor momento en medio siglo y supo marcar diferencias con EE UU como fue la doctrina fijada en 1903 contra el cobro de deudas soberanas mediante la fuerza, conocida como la Doctrina Drago, en honor a su ministro de Relaciones Exteriores. Además, también se sancionaron los Códigos Penal y de Minería.
Entre las cuentas pendientes, quedó la consolidación del sistema electoral del voto universal. En 1902 se estableció el voto universal y voluntario basado en el sistema de circunscripciones, que tomaba el modelo británico. Gracias al sistema de voto uninominal, Alfredo Palacios fue elegido diputado en 1904. Fue el primer diputado socialista de América. Pero la ley del voto universal fue derogada al poco tiempo por la dirigencia conservadora. Dicha ley, fue un intento frustrado de corregir un déficit de su régimen.
Otra asignatura pendiente fue el Código del Trabajo, que, con más de 600 artículos, redactó el ministro del Interior, Joaquín V. González, y que el Congreso no llegó a tratar.
A pesar de que alrededor de su figura se generan amores y odios, no se puede dejar de lado sus logros en la organización del Estado Nacional. Así lo consideraba el mismo Rogelio Frigerio, que destacaba: «El legado nacional de este prócer [Roca], sobre el cual nunca será suficiente el reconocimiento de los argentinos”.
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