El mediodía del 3 de febrero de 1962, una parte importante del pueblo de Paraná atravesó una zona inhóspita de las cercanías de la ciudad, entre matorrales y árboles naturales de la zona. Iba a participar del acto de inauguración de la construcción del Tunel Subfluvial. Era organizado por Raúl Uranga y Carlos Sylvestre Begnis, gobernadores de Entre Ríos y Santa Fe y autores de la gran obra. Acrecentaba el entusiasmo la presencia del presidente de la nación, Arturo Frondizi, quien vino acompañado por el presidente de Uruguay, Eduardo Víctor Haedo. Frondizi dio ese día un discurso histórico.
La guerra psicológica estaba en su apogeo. El asedio de los militares y de los políticos golpistas había llegado al máximo. Acusaban a Frondizi de ser comunista por una entrevista secreta que había mantenido en agosto de 1961 con el Che Guevara. La reunión se había celebrado después de la Conferencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) en en Punta del Este, Uruguay, donde EEUU había planteado la expulsión de Cuba de esta organización. Argentina se había abstenido de esa votación, junto con Chile, Brasil, Bolivia, Ecuador y Uruguay. Cuba y México habían votado en contra.
Aquel 3 de febrero, en el acto inaugural de las obras del túnel, Frondizi pronunció un discurso famoso, que la historia política argentina tituló El discurso de Paraná. Frondizi defendió la libre determinación de los pueblos, la solidaridad americana y la integridad de la OEA. El presidente sostenía que Cuba, no obstante su subordinación con la Unión Soviética, debía permanecer en la OEA para negociar una convivencia posible. Fue una clara defensa de la política internacional de un país que había conseguido con el desarrollismo el autoabastecimiento del petroleo, el gas y la energía electrica; la expansión de la infraestructura vial; la mayor inversión del capital privado en la historia; el crecimiento del numero de universidades; la plena ocupación; entre otros logros que hacían al progreso de Argentina.
Por último, Frondizi denunció el golpe que se avecinaba, impulsado por los políticos que temían el pronunciamiento por medio de las urnas y que pretendían que continuara la marginación del peronismo. Esta denuncia provocó estupor en toda la nación.
Frondizi fue depuesto por un golpe cívico-militar después de las elecciones realizada a los pocos días, el 23 de febrero. La razón principal del derrocamiento fue el triunfo del peronismo en la provincia de Buenos Aires. La grieta se agrandó ante este hecho de fuerza. La polarización entre peronismo y antiperonismo seguirá vigente por muchos años mas.
Han pasado sesenta años. Con la caída de Frondizi se abortó toda política desarrollista y de unidad nacional. Ya no hay más planes de desarrollo, no hay más trabajo, el pueblo está empobrecido. Y Cuba sigue aislada.
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