El desarrollismo no tiene su origen en la CEPAL, como creen algunos académicos, sostiene Ángel Cerra, historiador y profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Cerra, de formación marxista, dedicó parte de su trabajo como historiador a investigar la historia y las ideas de Rogelio Frigerio. Considera que la confusión sobre la influencia cepalina se debe a historiadores “holgazanes” que no estudiaron con profundidad las bases ideológicas del pensamiento frigerista. En una larga conversación, analiza la influencia que sí tuvieron el marxismo, la doctrina social cristiana y las ideas de Alejandro Bunge. La densidad y la coherencia ideológica es uno de los puntos fuertes del desarrollismo, pero también su límite, destaca Cerra. “Una ideología que tiene un origen académico y escasos elementos emocionales en los sectores populares es muy complejo”, advierte el historiador y plantea que el desarrollismo tiene que apuntar a las élites académicas, políticas y empresarias del país. “Debería haber muchos más empresarios siguiendo esas ideas”, señala.
¿Qué corrientes de ideas influyeron más en el pensamiento de Rogelio Frigerio?
Al desarrollismo se lo asocia con otras ideologías, como la que impulsaba la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), vinculada al pensamiento de [Raúl] Prebisch. Existen similitudes en cuanto a la teoría centro-periferia. Historiadores un poco holgazanes han trazado una relación que se basa en una coincidencia temporal: como [Arturo] Frondizi asumió en 1958 y en 1949 Prebisch había publicado su manifiesto, concluyeron que la influencia venía de allí y que el desarrollismo argentino era una consecuencia de esta corriente internacional cepalina.
¿Y considerás que no tiene un origen en la CEPAL?
Las ideas desarrollistas son muy anteriores al año 1958. En la década del cuarenta Frigerio tenía constituido un grupo, integrado por los hermanos Sábato, Baltasar Jaramillo, Bernardo Sofovich, Carlos Hojvat y los hermanos Aragón, todos ellos muy vinculados al marxismo argentino en alguna etapa de su vida. Cabe decir que el propio Frigerio, de muy joven, estuvo ligado al Partido Comunista lo que motivó la persecución de las Fuerzas Armadas hacia él y a Frondizi cuando estuvieron en el gobierno. Recordemos que en 1959 se produjo la Revolución Cubana y el fantasma de una revolución comunista se transformó en una pesadilla permanente para los militares argentinos. Del análisis de la actuación del gobierno desarrollista, resulta claro que se trataba de una fantasía, pero esa fantasía era creída a pie juntillas por las Fuerzas Armadas.
¿Fue importante el pensamiento marxista en la formulación del desarrollismo?
El grupo de Frigerio tenía vínculos con el comunismo argentino y aplicó algunos conceptos leninistas, pero los combinan con otras influencias, como la del economista argentino Alejandro Bunge. En 1947, bajo la autoría de Carlos Hojvat, se publica un libro bajo el título Geografía económica-social argentina, ¿somos una nación? Allí se preanuncian algunos tópicos clásicos del desarrollismo. Siguiendo el planteo de Lenin, habla de una economía mundial dividida en grandes potencias, colonias y semicolonias, anticipando la división polar entre centro y periferia. Postula que la economía mundial es una economía de monopolios y que las PyMEs son un apéndice que debe insertarse en esa estructura. En cuanto al sector agrícola, utilizando la experiencia soviética, sostiene que la pequeña propiedad es ineficiente. Muestra un mundo con dos países que estaban a la vanguardia, EEUU y URSS, y señala que en los dos casos el factor tecnológico y de investigación científica es fundamental. Plantea que EEUU debe ayudar al desarrollo de América Latina para evitar la expansión comunista, adelantándose en más de una década a la Alianza para el Progreso y a uno de los caballos de batalla de la política exterior de Frondizi. El libro examina, ya en 1947, que el progreso viene por el capital extranjero, el mismo camino que Argentina había tomado para salir de la etapa colonial a la de organización nacional en el siglo XIX.
¿El marxismo fue un punto de encuentro entre el pensamiento de Frondizi y Frigerio?
Hay una insistencia en sostener que Frondizi y Frigerio se conocieron una tarde de enero de 1956, pero es muy poco convicente. Ese énfasis busca alejar el pasado marxista de ambos en la década de 1930. En aquellos años, Frondizi y Frigerio compartieron muchos espacios. Frondizi integraba el Consejo Directivo de la Facultad de Derecho [de la UBA], como graduado, y Frigerio tenía una militancia muy activa en la misma facultad a través la agrupación estudiantil Insurrexit. Cuando meten preso al dirigente comunisa Héctor Agosti [en 1930], los dos firman el mismo manifiesto que pide su liberad. En 1936, Frigerio escribe una nota sobre un acto de la UCR con el Partido Comunista donde habla Frondizi. La labor de Frondizi como abogado defensor de numerosos dirigentes comunistas es otro elemento que los acerca. Fue abogado de Baltasar Jaramillo, amigo de Frigerio. Cuando se publica la primera versión de la revista Qué en 1947, Frondizi la elogia fuertemente.
La versión más difundida dice que se conocieron en casa de Narciso Machinandiarena en 1956, ¿por qué habrían inventado esa historia?
El legado marxista de ambos era un motivo de persecución por parte de las Fuerzas Armadas, que creían que Frigerio y toda su gente eran los agentes del comunismo en el país. Resulta muy razonable que, para preservar la estabilidad de su gobierno, jaqueado entre 1958 y 1962 por 33 planteos militares, Frondizi y Frigerio negaran su pasado y su anterior conocimiento. Resulta absurdo que, en la actualidad, se insista en esta posición, quitándole al desarrollismo argentino su originalidad. Que es la combinación de las corrientes marxista-leninista con el pensamiento del economista católico e industrialista Alejandro Bunge y de algunos revisionistas como Julio Irazusta.
¿En qué se diferencia el pensamiento de la CEPAL y el de Frigerio?
Prebisch hizo un análisis de tipo económico financiero mientras que Frigerio eludía todo lo vinculado a números concretos. El pensamiento de Frigerio está más vinculado a la economía política. Decía que sus influencias eran Adam Smith, David Ricardo y Hegel. La teoría de centro-periferia no la inventó Prebisch porque esa división del mundo ya la había hecho Lenin en 1916, quién sostuvo que el mundo se divide entre potencias dominantes, colonias y semicolonias. Frigerio la conocía de primera mano mucho antes de que Prebisch la plasmara en términos de centro-periferia.
¿Y esto se traducía a diferencias en las políticas concretas para impulsar el desarrollo?
Considero que hay cuatro diferencias muy importantes. La CEPAL creía que lo principal era la acción estatal y que el desarrollo se lograba por la intervención del Estado; el desarrollismo consideraba que el rol del Estado era de guía y no debía ejecutar la producción. La CEPAL sostenía que para lograr el desarrollo había que promover el ahorro local, que facilitaba la industrialización; el desarrollismo decía que era necesario recurrir al capital extranjero para lograr una inversión simultánea, importante, focalizada en algunos sectores y rápida, porque, si no, las estructuras tradicionales se resistían e impedían el cambio. Otra diferencia importante es la cuestión de la integración regional, que para la CEPAL era fundamental y para Frigerio primero venía la integración nacional y luego había que ver con qué país se integraba y para qué. También discrepaban sobre la reforma agraria. Inspirado en la experiencia soviética, Frigerio se oponía a su realización porque sostenía que la pequeña propiedad era económicamente ineficiente.
¿Cuánta importancia le atribuís a la visión humanista o social cristiana al origen del desarrollismo?
La visión socialcristiana es posterior a la experiencia de gobierno y no sé cuánto es de Frigerio, pero es una dimensión importante en el desarrollismo. El concepto de conciliación de clases, que uno puede encontrarlo en encíclicas papales, surge después del año 1958. Frigerio reconocía que el vínculo con la iglesia era un factor fundamental de poder. La iglesia católica podía ser un aliado natural de una empresa política que involucre al desarrollismo.
¿Qué diferencia tiene el desarrollismo con el liberalismo?
El desarrollismo se opone al libre juego de las fuerzas en el mercado; el liberalismo cree que el Estado no debe intervenir. Si se siguiera el liberalismo, nunca se llegaría al progreso de las industrias. En el contexto actual, con el libre juego de las fuerzas del mercado no habría industrialización posible. El Estado tiene que ser guía, como propone el desarrollismo. No tiene que gestionar necesariamente por sí mismo los servicios. A los sectores se los fomenta con una política impositiva adecuada y con un plan determinado con comunicaciones apropiadas que provee el Estado. Pero el camino no es fundar una empresa estatal del sector estratégico. El capital extranjero y nacional debe seguir un plan que comprende prioridades y la localización geográfica adecuada para promover el desarrollo nacional armónico, evitando la macrocefalia bonaerense. Otro elemento antiliberal es prohibir la competencia de los productos importados a aquellos emprendimientos generados por el capital extranjero en nuestro país.
¿Qué no es el desarrollismo entonces?
Claramente, el desarrollismo no es liberal, tampoco estatista y populista. Frigerio quería que viniera el capital extranjero a Argentina para producir ciertos bienes en lugares determinados y con una infraestructura que iba a ser proporcionada por el Estado. Es decir, recurrir al capital privado, pero no para que el capital privado haga lo que quiera. No dejaba todo en las manos del mercado. Frigerio creía que la eficiencia que tenía la empresa privada era muy superior a la gestión estatal. Esto lo tenía muy claro y lo discutía fervorosamente. La experiencia de Cambiemos no incorporó ideas del desarrollismo, aunque lo intentó tímidamente en los primeros años con el afán de construir rutas, pero hubo muy poco de las ideas económicas de Frigerio. Cambiemos fue un híbrido extraño porque tampoco se puede decir que optó por medidas liberales.
Frigerio sostenía que las inversiones debían asignarse según determinadas prioridades, ¿cuál era el criterio para definirlas?
Las prioridades consistían en los cuellos de botella en los que Argentina estaba trabada. Eran cosas muy básicas que aún no se producían en el país, como el aluminio. Más conocida era la dependencia y el desequilibrio en la balanza comercial que generaba el petróleo. Sin embargo, hay una inconsistencia en cómo se encaró la industria automotriz durante el gobierno de Frondizi. Era una actividad que necesitaba un porcentaje importante de componentes importados, no ahorraba divisas. Pero más allá de las insuficiencias de la política desarrollista, mucho más triste es nuestra realidad presente. Hoy en día seguimos exportando productos primarios, cereales, soja y, en muchos casos, sin siquiera procesarlos. Y seguimos importando productos tecnológicos y arman pantallas en Tierra del Fuego con insumos chinos.
¿Es la industrialización el corazón del pensamiento desarrollista?
Para Frigerio, la industria generaba cierto tipo de estructura social que consolidaba solidaridades. Creía que la nación se construía a través del progreso económico y que un espacio geográfico que no tenía actividad económica solo podía tener empleo público. La idea de construir industria en el interior, incluso con inversión extranjera, es desarrollista. Para el desarrollismo, eso no es antipatria. Pero tampoco hay que caer en la industria boba: siempre protegida, cuidada, subsidiada, sin competencia externa. Si uno examina los casos exitosos de paradigma productivo, en Canadá llevó 30 años reducir dea poco los aranceles. Nosotros vamos de un extremo al otro: de una competencia libre a un cuidado absoluto de la industria. Argentina tendría que tener un plan que promueva sectores estratégicos, que seguramente son muy distintos a los de 1958, con una actuación del Estado para que el capital extranjero venga a la Argentina y fomente el cambio.
Respecto al rol del Estado, ¿la experiencia del gobierno desarrollista sentó bases sólidas?
Hoy nadie discute la necesidad de la inversión del capital extranjero para el desarrollo de un sector estratégico. Es una batalla que ganó Frigerio. Un camino que tiene que tomar el desarrollismo es convencer a la dirigencia empresaria de que es un esquema que funciona en muchos lados. Pero todavía no está resuelto qué hacer con el sector financiero, que tiene la habilidad de ubicarse sin importar el gobierno que esté. No era un problema que se tenía en la época en la que pensó el desarrollismo el mismo Frigerio, por lo que es un tema para encarar desde el desarrollismo actual. No creo que todos los políticos sean ladrones ni que todos los empresarios piensen en la renta inmediata. No creo que toda la corrupción enquistada impida que el sistema cambie. Hay que construir ese consenso. Los empresarios tienen que ver que por su propio bien este esquema les favorece, aunque no lo perciban en el corto plazo. El esquema actual no da para más, no soporta más.
Estudiaste el caso de la transformación industrial de Canadá. ¿Cómo lo logró?
Por ejemplo, en la industria automotriz. A partir de la década de 1930 fue aumentando la obligación de cuánto componente nacional tenían que tener los automóviles, en forma progresiva. Fue algo gradual a pesar del apriete de las multinacionales automotrices. El desarrollo es cuestión de Estado. En la facultad siempre digo a mis alumnos: sé que hubo países que, con mucha intervención estatal, crecieron y se desarrollaron; también sé de países que con poca intervención estatal crecieron; lo que yo no conozco es ningún país que haya cambiado las reglas económicas permanentemente como Argentina y que haya crecido. No solo es un tema de cuáles reglas, sino de que se tienen que sostener en el tiempo.
¿Se zanjó la discusión entre campo e industria?
Pensemos en países desarrollados como el de Dinamarca. Tiene industria basada en la elaboración de productos primarios, como lácteos y galletitas, con una vocación exportadora. No descarto que puedan existir nichos de oportunidad en la elaboración de alimentos, pero descarto que se pueda crecer exportando soja como sale de la tierra. Que Argentina exporte soja es un pecado, lo menos que tenemos que exportar es aceite de soja. Es una industrialización mínima. Tiene que haber agroindustria. Ahora se está hablando del litio para producir baterías: esas baterías tienen que fabricarse en Argentina y no exportar el litio para que lo fabrique otro. Y si esa fabricación tiene que ser favorecida con la inversión del capital extranjero, que así sea.Lo que no puede existir más es el énfasis en el mercado interno, eso está claro. Porque cambió el mundo. Si Frigerio estuviera vivo hoy nos diría “¿cómo están haciendo lo mismo?”. Ser optimista e innovador es ser frigerista.
¿Creés que el optimismo es un rasgo característico de Frigerio?
Hay una buena anécdota que refleja la convicción de Frigerio, ese optimismo. La última rosca política que Frigerio intentó fue con el menemismo. Cuando fue a ver a Menem en Anillaco, el presidente se quedó dormido mientras Frigerio le estaba contando sus planes desarrollistas. Y cuando se despiertó, preguntó: “¿Juega Corti en River hoy?”. A la tarde había arreglado que le pasaran el partido de River en directo. Su inquietud después de escuchar a Frigerio era la formación de River. Esta anécdota también ilustra la indiferente acogida que muchas veces tuvieron sus ideas por parte de los gobiernos de turno.
Pasa lo mismo en la actualidad, las ideas políticas tienen poco espacio en el debate público
A Frigerio le pasaba lo mismo. Era una persona que pensaba en el poder, era un político y no sólo un intelectual. Tenía una tensión entre su rol político y su rol intelectual y eso no suele suceder. A Frigerio le costaba traicionarse desde el punto de vista ideológico, no así desde el punto de vista práctico. Él hacía lo que tenía que hacer, pero su límite eran las ideas que no estaba dispuesto a dejar de lado. Ni Frondizi ni Frigerio tenían la característica de apelar a lo emocional. El desarrollismo es una ideología que tiene que ingresar en las élites académicas, políticas y empresarias. Ese es el primer camino y puede transitarse sin problemas porque debería haber muchos más empresarios siguiendo esas ideas. Con las masas populares es todo un trabajo distinto y creo saber por dónde no se va: si uno se acerca y le habla de la acumulación, es muy difícil. Esto es un problema que tiene el desarrollismo aún hoy, con una ideología relativamente compleja y con pocos elementos emocionales. ¿Cómo impactar en las masas? Propagar una ideología que tiene un origen académico y escasos elementos emocionales en los sectores populares es muy complejo.
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