Malvinas
Plaza Islas Malvinas en Ushuaia, Tierra del Fuego

Reino Unido y la Unión Europea evitaron el Brexit duro. Las negociaciones terminaron antes de la fecha límite del 31 de diciembre con un acuerdo de libre comercio. El intercambio entre los dos mercados será libre de aranceles, pero cada uno podrá definir su propio marco regulatorio, un punto que era central para los británicos. El acuerdo excluye explícitamente a las Islas Malvinas, lo que abre una ventana de oportunidad para el reclamo de la soberanía argentina sobre el archipiélago.

Mientras avanzaban las negociaciones del Brexit, la Cancillería argentina solicitó a los embajadores de la UE que dejase de considerar a las Islas Malvinas como territorio británico de ultramar. El fundamento del pedido era que existe una disputa de soberanía reconocida por Naciones Unidas. La propuesta era controvertida porque significaba que la UE debía cambiar la posición que había adoptado en 1973, cuando Reino Unido se unió a la Comunidad Económica Europea. Finalmente, la UE ignoró el reclamo argentino, aunque excluyó del acuerdo a los territorios de ultramar, lo que incluye a las Bermudas, las Islas Vírgenes, Santa Helena y las Islas del Atlántico Sur (Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur).

El premier británico, Boris Johnson, se refirió al asunto de Malvinas en el mensaje navideño de este año. “La Unión Europea fue absolutamente intransigente a la hora de excluir a la mayoría de nuestros territorios de ultramar de las negociaciones comerciales de este año”, declaró Johnson y dejó abierta la posibilidad de una negociación futura. El premier prometió a los isleños que la política comercial británica abrirá en los próximos años nuevos mercados para las exportaciones de Malvinas, en especial las del sector pesquero. No es un tema menor: la pesca representa el 40% del PBI de Malvinas y el 90% de las exportaciones del sector tiene como destino el mercado europeo. El calamar es su producto estrella y España el mayor demandante.

Una oportunidad para Argentina

El impacto de la exclusión afectará la autonomía de los isleños y cambia el escenario geopolítico, lo que forzará a los dos gobiernos en pugna a reorientar sus estrategias. Londres aún puede negociar cuotas para las exportaciones de Malvinas a la UE por ejemplo a cambio de ceder cupos en el codiciado Mar del Norte. Si no lo consiguiera, Argentina tendría una oportunidad para generar un diálogo con los isleños. El acuerdo UE-Mercosur prevé que los frutos del mar de la región ingresen a la comunidad europea libres de aranceles. Los recursos ictícolas que hoy son explotados por la administración británica son, en efecto, argentinos y podrían beneficiarse del nuevo acuerdo entre la UE y el Mercosur o incluso antes con algún acuerdo directo con España de bajos aranceles para la pesca en la zona.

A nivel diplomático, el Brexit es una buena noticia para Argentina. El desgaste que provocó la salida de la UE debilitó la solidaridad comunitaria con la posición británica, algo que también repercute en el reclamo de España por Gibraltar.

La clave para Argentina es sostener una estrategia diplomática dinámica y coherente en el tiempo. Que aproveche las oportunidades para sumar aliados y neutralizar oposiciones. El error de haber llegado a un enfrentamiento bélico retrasó la solución a un reclamo legítimo por la soberanía argentina. El diálogo y la diplomacia es el camino a recorrer, siempre mirando a mediano y largo plazo. Mientras tanto, sería oportuno generar las bases de un proyecto estratégico para Malvinas y, en general, para hacer frente a las amenazas y las oportunidades del Atlántico Sur.


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