El presidente, Donald Trump, y el exvicepresidente Joe Biden

Una elección eterna en la que finalmente se impuso el suspenso. El resultado no se conocerá hasta dentro de unos días. Habrá que esperar para saber si Trump es reelecto o el exvicepresidente Joe Biden se convierte en el cuadragésimo sexto presidente de los EEUU. El escrutinio, en el cierre de esta nota, marcaba una diferencia momentánea a favor del candidato demócrata, con 238 electores sobre los 213 confirmados para Trump. Aún falta que termine el recuento de votos en ocho Estados. El ganador tiene que sumar 270 puntos en el Colegio Electoral. En cualquier caso, se espera que el resultado sea muy ajustado y se defina en tres Estados: Pensilvania, Michigan y Wisconsin. En el voto popular Biden contabiliza una leve ventaja del 50% contra el 48,4% del candidato republicano.



 

En pleno conteo y con la seguridad de que el martes no iban a estar los resultados de los comicios, Biden se presentó en el escenario de su búnker de campaña. El demócrata se mostró optimista y afirmó que va “en camino de la victoria”. Se veía confiado y expectante. Pidió paciencia y destacó que se sabía que el recuento de votos iba a llevar tiempo. El presidente Trump asumió la actitud contraria: se adjudicó el triunfo y aseguró que es víctima de un “fraude enorme” y que le quieren “robar las elecciones”. Trump adelantó que pedirá que el Tribunal Supremo —de mayoría conservadora— frene el cuento de votos. Una crisis institucional sin precedentes en una de las democracias más consolidadas del mundo.

La atención estelar de la elección esta puesta en los Estados de Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Trump mantiene una ventaja clara en ambos, pero, por el elevado número de votos anticipados y por correo, se espera que el recuento se demore en ambos. La expectativa es que los votos anticipados beneficien claramente a Joe Biden. En Pensilvania el escrutinio podría demorarse hasta el viernes. En Wisconsin, el demócrata mantiene una ventaja mínima. El Estado suma 10 electores y es clave para sus posibilidades de remotar el resultado. Si triunfa en Wisconsin, necesita sumar uno de los otros dos Estados en disputa. El premio mayor es Pensilvania, que aporta 20 votos electorales. Si se impusieran los demócratas, Joe Biden sería presidente. El segundo es Michigan. Si Biden ganara allí, superaría a Trump solo por un voto en el Colegio Electoral.

Todavía falta que se termine el recuento en Nevada y Maine, donde los demócratas tienen una ventaja a su favor en el escrutino y no se prevé que eso cambie conforme avance el recuento. También resta que se confirmen los resultados en Alaska, Georgia, Carolina del Norte, donde lidera Trump y tampoco se prevé un cambio de tendencia.

Hasta el momento, el presidente Trump se ha impuesto en de Idaho, Wyoming, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska, Kansas, Oklahoma, Missouri, Arkansas, Louisiana, Misisipi, Alabama, Tennessee, Kentucky, Indiana, Carolina del Sur, Texas, Virginia del Sur, Ohio y la codiciada Florida.  El candidato demócrata obtuvo el triunfo en California, Oregón, Washington, Nuevo México, Colorado, Illinois, Vermont, Nueva York, Nuevo Hampshire, Massachusetts, Connecticut, Rhode Island, Virginia, Maryland, Delaware, Hawái, Minnesota y en el Distrito de Columbia.

Un país polarizado

Mientras se realizaban los comicios, en varias de las ciudades principales del país se llevaron a cabo distintas manifestaciones que muestran la división latente en el gigante del norte. Las elecciones se celebraron en un momento extraordinario, en el medio de una pandemia a raíz del coronavirus que provocó la muerte de más de 230.000 estadounidenses y con casi 10 millones de contagiados. Con una economía en plena recesión histórica que costó el empleo a millones de trabajadores.

En este contexto, uno de los contendientes es un presidente controvertido como Donald Trump. El mandatario minimizó los efectos del nuevo virus y se negó a tomar medidas preventivas con la excusa de no cerrar el país. También alentó la polarización extrema. La sociedad americana está dividida como nunca antes y se enfrenta día a día a discusiones que, en el fondo, tienen una sola consigna: estás del lado de Trump o en la vereda de frente.

La elección se centró en dos modelos muy diferenciados reflejados en el carácter de los candidatos. Calma versus previsibilidad. En caso de ganar, el candidato demócrata impulsará políticas más progresistas como reformas en el sistema de salud, educación, medio ambiente y respeto por la diversidad. Y, sin dudas, es una vuelta al establishment de Washington. Además, tendrá la dura misión de unir un país separado por una grieta muy profunda.

Si Trump es reelecto, se espera una radicalización de su modelo. Desde lo económico, continuará con la eliminación de regulaciones, sobre todo las ambientales, para alentar el crecimiento, y los impuestos a las grandes empresas permanecerán bajos. Privilegiará las energías fósiles y el fracking por encima de las energías limpias. Profundizará la guerra comercial con China, mantendrá la indiferencia hacia la Unión Europea y la OTAN. Al mismo, tiempo intentará avanzar en sumar más países al acuerdo de paz de Oriente Medio.

Gane quien gane, deberá enfrentar una crisis dramática, con una economía en picada.


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